Oh Dios o pájaro es la reciente producción literaria del intelectual José Antonio Yepes Azparren, quien presentó y bautizó el citado libro días atrás en el Museo de Barquisimeto.
El escritor, autor de los libros Muchas veces rama (1983), Más cercano el día (1987), Tarabana (2003), El sendero de los pájaros (2007) y Las distancias y los cuerpos (2008), descubre esta poesía reunida que comprende una amplia exhibición de su obra poética concebida entre 1978 y 2010.
“Azparren, una de las voces más destacadas de nuestra lírica, presenta una poesía diáfana donde se muestra la comunión de las más diversas épocas y culturas, la pasión del autor por la pintura, su erudición, su vigilancia por la musicalidad de las palabras y, sobre todo, su voluntad por lograr la limpidez más genuina en cada poema.
Esa vigilancia extrema se evidencia en la belleza de su lenguaje y la experimentación continua de nuevas formas de escritura”, cita Monte Ávila Editores.
Juan Calzadilla, prologuista de este volumen, analiza la trayectoria de la poesía de Yepes Azparren durante tres décadas y nos señala los libros y registros poéticos esenciales de su obra.
Proceso de reflexión
Yepes Azparren nos contó que dicha poesía reunida muestra lo que deseaba dar a conocer de su poesía en verso y en prosa.
“Cada poema es producto de un proceso de reflexión en la voz de mi primer libro (Muchas veces rama, ULA, 1983) y la cadencia que esos primeros poemas mostraban: musicalidad, pensamiento e indagación en el misterio del canto (fonación) de la palabra poética. Cada libro es producto de una profunda reflexión y cada poema es el intento de traducir una musicalidad; que, cuando me visita, es la que me indica cuándo debo escribir.
Mi poesía reunida abarca una amplia y rigurosa muestra de mi trabajo durante 32 años, representada por una selección de 24 libros. De catorce de ellos doy una selección rigurosa y 10 poemarios los incluyo íntegros”, explicó.
El articulista que publicó ensayos en los diarios El Universal y El Nacional, comentó que cree haber cumplido con la promesa de una poesía altamente musical y reflexiva que hizo Juan Ramón Jiménez. “Pero que no cumplió porque sus poemas eran quebradizos; de los que se salvan siempre, al menos, sólo frases de oro, aun cuando tiene poemas muy logrados, que, por repetitivos, se pierden, o son difíciles de ver, por tanto facilismo, exceptuando su descomunal Animal de fondo, uno de los mejores poemas del siglo XX, además de su gran poema Espacio, pero esos dos libros son de prosa poética”, argumentó.
Lo que más me interesa de su obra, prosiguió, son esos balbuceos, esos poemas quebradizos que me señalaron el camino que tenía que reinventar, en solitario y preguntándome a mí mismo y respondiéndome con la ayuda de los elementos de la naturaleza, que ro-dean toda mi poesía.
Lugar de transición
El propio autor se sorprende con la musicalidad implícita en su poesía, al mismo tiempo, le resulta espontáneo.
“Es natural que mi poética desembocara en una poesía musical en prosa, cuya musicalidad es tan elevada y sorprendente, incluso para mí mismo… he llegado a la conclusión ciertamente humilde de que los poetas somos meros traductores de lo que antes no existía y que nos espera siempre en el mundo invisible de lo increado, donde todo existe y espera por nosotros, lo que yo llamo la nada donde Dios habita… Me refiero a un lugar de transición entre nuestro mundo material y el mundo invisible”.
Poeta multíparo
Lo que más le complace a Yepes Azparren es la rigurosidad con la que dio vida a cada poema a fin de no incluir ningún poema prescindible o de relleno.
“Cada poema se escribe a sí mismo y no responde a fórmulas, puesto que cada poema me exigió en su momento su individual y exclusiva escritura. Cada uno de mis poemas, si se me permite decirlo, es único, del mismo modo que toda persona es intransferible… Y los diferentes libros responden a voces diferentes, pues soy un poeta multíparo, de diversas voces y poéticas distintas, emparentadas, sí, por el movimiento musical de la escr itura que me ha guiado siempre”.
Para quien se desempeñó como docente de publicidad y redacción creativa en institutos de educación superior en la ciudad de Barquisimeto lo más significativo es seguir cultivando el espíritu.
“Lo verdaderamente importante para mí es seguir leyendo y escribiendo. Ello es, al mismo tiempo, una fatalidad y un deslumbrante privilegio”.
Otra satisfacción que nos expresó el creador es que en este libro muestra casi toda su poesía en prosa, incluso su vertiente erótica en prosa. “Todos los poemas de este volumen tienen vida propia, lo que he callado, mis poemas tendrán que decírselo a ustedes. La poesía no es del escritor sino de los lectores… Este libro ya no me pertenece. Sólo he colaborado con mi tradición y he buscado diferentes maneras de dar el gran salto, junto al deseo de dar con el verdadero arte de los silencios del fondo de la poesía”.
Fotos: Ricardo Marapacuto