El ingreso definitivo de Venezuela al Mercado Común del Sur (Mercosur) ha generado gran expectativa entre los empresarios e industriales.
Para los expertos en derecho internacional, las asimetrías entre los países mercosureños conformado por Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay, son evidentes y muy peligrosas desde el punto de vista económico.
El modelo que intenta instaurar el presidente Chávez, no se corresponde con los intereses que manifiestan los países del Mercosur, pues uno de los objetivos es generar alianzas estratégicas de mercado para el intercambio de bienes y servicios entre las nacionales aliadas.
En este sentido, el Gobierno nacional tendría que cesar las expropiaciones, confiscaciones y regulaciones excesivas de materia cambiaria, pues bajo estas condiciones ninguna organización extranjera querrá invertir en el país.
Así manifestó el presidente ejecutivo de la Cámara de Industriales, Luis Marín, quien señaló que las empresas del país no se encuentran preparadas para exportar. “Hay que trabajar principalmente en las políticas de Estado para que tengamos un sector industrial competitivo. Es esencial tener acceso a la materia prima, no tenemos ni siquiera para abastecer el mercado local, especialmente los sectores metalúrgicos, plásticos, y dependientes de la petroquímica se ven limitados. Además, el difícil acceso a las divisas es el segundo requerimiento estructural que el Estado tiene que solventar para que pueda existir un crecimiento del sector industrial”.
Aunque las empresas quieran exportar sus productos no cuentan con las condiciones básicas para hacerlo. “Son muy pocas las empresas exportadoras, hay un problema cambiario que restringe de manera coyuntural este tipo de actividad. El dólar tiene años anclado en una misma paridad cambiaria, por tanto, los productos hechos fuera de nuestro país son mucho más económicos que los elaborados en la industria local, dejando en desventaja a las empresas nacionales”.
Otros temas que deben ser resueltos en el país incluyen la conflictividad laboral, la inseguridad física y personal. “El temor a los atracos no sólo lo viven los empresarios sino los trabajadores y la ciudadanía en general.
No hay garantías para la inversión. En el momento que el Estado quiere, expropia sin mayor argumento y sin la debida compensación que supone un proceso expropiatorio”.
En este contexto, la toma abusiva de empresas genera daños incalculables en la economía. Uno de los casos más patéticos fue la expropiación de Alentuy, la cual exportaba el 95% de sus productos generando divisas al país.
Tras su expropiación, la empresa se vino abajo en detrimento de decenas de trabajadores quienes quedaron sin empleo.
El presidente de la Cámara de Industriales exhortó al ejecutivo a resolver los problemas antes planteados, para luego poder convocar a la exportación de bienes y servicios.
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