Hay que frenar al monstruo

El primero de julio, conforme al calendario aprobado por el Consejo Nacional Electoral, se inició formalmente la campaña por la Presidencia de la República.
Esto significa que nos separan 95 días del más importante proceso electoral de los últimos 55 años de la historia republicana de Venezuela, porque ese histórico 7 de octubre nos convoca a todos, para que a través del voto universal, directo y secreto, decidamos el rumbo que tomará el país en los próximos años: mientras el candidato Presidente que aspira a reelegirse una vez más para completar 20 años en el poder y tratar de eternizarse, realizó una caravana en Valencia, para dar continuidad a su campaña virtual, el candidato de la esperanza y el progreso Henrique Capriles participó activamente y de cuerpo presente en cuatro de las 24 caravanas que el comando Venezuela organizó en todo el territorio Nacional, para dar inicio formal a su peregrinaje por la jefatura del estado, a saber: El Tigre, Barinas, Falcón y Barquisimeto, donde llevó el mensaje unificador y de compromiso con el cambio, para la transformación, el crecimiento y el desarrollo de una Nación que está obstinada y agotada de tanta confrontación, segregación, exclusión, ideologización y atraso; cuando lo que estamos necesitando es elegir un Presidente que encabece y abandere los profundos cambios, que nos permitan emprender el camino hacia la Venezuela de la producción, el empleo, la inclusión, el respeto a los ciudadanos y la definitiva restitución del Estado de Derecho, la institucionalidad y la igualdad de oportunidades, para que todos por igual, sin distingo de militancias partidistas o ideológicas, podamos avanzar y crecer en paz y armonía, al lado de nuestras familias y compatriotas.
El desafío del 7 de octubre es trascendental, desde este arranque de campaña, todos los venezolanos comprometidos con la verdadera democracia y que sintamos algo de amor por nuestra Patria, tenemos que dejar atrás y para siempre las posiciones indiferentes y acomodaticias y dar un paso al frente con decisión y coraje, porque lo que está en juego es el destino cierto o la definitiva destrucción de la democracia de la Nación.