EL TAO DEL AMBIENTE (I)

El término Tao suele ser interpretado como “la Vía”, “el Camino” aunque podría ser considerado, de manera abstracta como “intuición” o “sentido” Es por tal razón por la que he intitulado –parafraseando a Fritjof Capra, en su obra El Tao de la Física- al presente articulo; por cuanto trata acerca del camino legítimo, para alcanzar la meta equifinal de la armonía entre la Humanidad y su entorno natural. Esto, en el entendido que el Tao es un concepto filosófico y no un dogma místico o metafísico.
El Tao está orientado hacia la autosuperación del propio ser humano organizado en Sistemas Sociales, en comunidad armónica con los Sistemas Naturales que garantizan su existencia y exaltación, lo que lleva implícitos el progreso personal y colectivo, en base al constante “fluir” como planteaba Heráclito de Efeso hace mas de dos milenios. Según Lao-Tze, el Tao ya existía desde antes del Cielo y de la Tierra, como el padre de la creación y fuente de todo cuanto existe, El Tao es la energía que engendró la unidad del Universo, al iniciar el camino que conduce desde la confusión y la oscuridad del caos, hacia la luz, lo eterno.
El Tao conduce al carácter global, holístico que define al orden natural, donde su propósito u objetivo es enseñar y ayudar al ser humano a integrarse – como sujeto ambiental – en forma positiva, a la Naturaleza, a adiestrarlo para “fluir” a integrarse en si mismo en concordancia y armonía. Percibimos cierto paralelismo entre “Dialéctica de la Naturaleza” de Hegel y los postulados del Tao, en su visión holística de las proposiciones de Tesis-Antítesis-Síntesis, manifiestos en la alegoría de las palabras Yang que literalmente significa “la ladera luminosa” –conocida- de la Montaña, mientras que Ying se refiere a la ladera oscura” –desconocida—entendiéndose “la Montaña” como la Unidad, así, aunque ambos conceptos luzcan como dos realidades antagónicas, opuestas, de hecho forman parte de una entidad única.
El Tao del Ambiente es el camino hacia la comprensión, no solamente de las estructuras y comportamiento armónico del medio natural, sino también de las actitudes de parte de los integrantes de los Sistemas Sociales humanos, hacia este medio que conforma la plataforma de soporte para su existencia y desarrollo económico, social y cultural, lo cual solo será posible, mediante la concertación entre Gobierno y Sociedad Civil, en torno a la percepción, análisis e interpretación de las relaciones entre las comunidades humanas y el entorno natural que garantizan su existencia y bienestar.
La propuesta del Tao se apoya en la profusa literatura de carácter ambiental, producida en las últimas décadas, desde de la publicación de esa obra trascendental escrita por Rachel Carson -a comienzos de los sesenta- bajo el nombre de Silent Spring (Primavera Silenciosa) que, junto con otras menos conspicuas, dio lugar al Boom Ecológico que obligó a las autoridades de la Organización de las Naciones Unidas a la convocatoria de la I Conferencia Ambiental Mundial. En Estocolmo, en 1972.
Entre otras iniciativas, después de siglo y medio de haber sido escrita, fue desempolvada la carta que Seattle, Cacique de los Sioux escribiera en 1852 a Franklin Pierce – para ese entonces Presidente de los EEUU- cuyos párrafos aún están vigentes “…la Tierra no pertenece al hombre, es el hombre quien pertenece a la Tierra…todo va enlazado, como la sangre que une a una familia…todo va enlazado…. no fue el hombre quien tejió la trama de la vida… somos solo un hilo de ella… lo que hagamos a a esa trama nos lo hacemos a nosotros mismos…” Durante ese casi medio siglo, es mucho cuanto se ha escrito y disertado, Gorbachov, Al Gore, Grô Harlem Brundland, Green Peace, Chico Mendes, son sonoros nombres que han saltado a la palestra , en la cresta de la ola ambientalista. Así como el libro de Henriette Beecher Stowe Uncle`s Tom Cabin (La Cabaña del Tío Tom) propició la Guerra de la Secesión en los Estados Unidos, parece que el de la señora Carson desató el enfrentamiento entre los empresarios inescrupulosos eN los países y grupos de personas preocupadas por lo que estaba sucediendo al Planeta. Tan es así, que promovió la organización de los mas famosos empresarios en el exclusivo Club de Roma que financió el estudio Los Límites al Crecimiento en 1973