Este sábado la Iglesia católica larense graduó con alegría a 53 servidores quienes durante tres años se formaron en las escuelas de Nuevos Ministerios, teología y diaconado permanente.
La Catedral de Barquisimeto fue el recinto sagrado que cobijó a estos hombres y mujeres de fe quienes decidieron dar un paso más, en pro de la evangelización y el trabajo parroquial.
La Eucaristía fue presidida por monseñor Antonio López Castillo quien instó a los diáconos permanentes a vivir la experiencia de fe desde el seno familiar. “Desde sus hogares, vivan la vocación del diaconado. Santificarse desde la familia es el gran reto”, dijo Monseñor, en medio de un ambiente de oración y recogimiento.
El pastor de la Iglesia local señaló que la evangelización es el único medio para llevar la Palabra de Dios a todos los rincones de la tierra y devolver el sentido de la vida a tantos hermanos desviados del camino.
Ante los hechos de violencia que se han registrado en las últimas semanas en la entidad, Monseñor realizó algunas reflexiones. “Lamentamos las consecuencias que la inseguridad ha generado en tantos hogares, llenando de luto, tristeza y dolor a nuestras familias. El mandamiento de Dios nos dice: No matarás. Estos hermanos que hoy graduamos, también van a ir a sus sectores, a sus parroquias a evangelizar en busca de quienes se encuentran más alejados”.
A juicio de Monseñor, diferentes factores inciden en el incremento de la violencia. En primer lugar, la pérdida de los valores fundamentales causa terribles desgracias en nuestra sociedad. “Además, el discurso de odio, de resentimiento, de división de clases ha promovido la violencia que el pueblo no quiere. El pueblo tendrá que decidir entre comunismo o democracia”, dijo el pastor de la Iglesia, al tiempo que exhortó a los fieles a no abandonar la oración por Venezuela.
Ante el derramamiento de sangre y la pérdida de la conciencia social, el cristiano se levanta para recordar al mundo el mandamiento del amor que dejó Jesucristo.
Un reto
Los graduandos de la escuela de nuevos ministerios, teología y diaconado permanente volverán a sus comunidades parroquiales con una tarea exigente. “La caridad, el servicio de la Palabra y la animación de la liturgia son las tres vocaciones que pueden seleccionar. Quienes escogen la caridad, llevarán el Cuerpo de Cristo a nuestros hermanos enfermos que no pueden acudir a misa a recibirlo. El servidor de la Palabra será quien predique en los espacios donde no se encuentre un sacerdote, mientras que el animador de la liturgia asistirá al párroco en la organización de la Eucaristía”, explicó una de las coordinadoras de la escuela, Yudith Rodríguez.
Quienes deseen sumarse a estos cursos de capacitación deben contar con el aval del sacerdote de la parroquia a la cual pertenecen, en aras de que los conocimientos aprendidos se conviertan en realidad en las comunidades.
La Eucaristía de este sábado culminó con la bendición de Monseñor, quien evidentemente emocionado motivó a su pueblo a evangelizar sin miedo.
Fotos: Billy Castro