Habitantes y visitantes de la capital de la parroquia Diego de Lozada, en el municipio Jiménez, no pueden comprender la poca o nula atención que desde la alcaldía o la gobernación están dando a su vialidad, cada día más deteriorada.
En algunos sitios las fallas son tan profundas que constituyen un peligro para los viajeros, como ya lo han padecido varios conductores o pasajeros de vehículos que han caído en ellas y hasta se han salido de la carretera, afortunadamente sólo con pérdidas materiales.
Los conductores de las camionetas que cubren la ruta entre Cubiro-Quíbor y Barquisimeto son los más afectados porque a diario deben sufrir las consecuencias de esos deterioros en la vía.
Valmore Daza, uno de ellos, ha explicado que en varias oportunidades exigieron la reparación de la misma pero no ha habido respuestas positivas, viéndose obligados a contratar ellos mismos obreros para que mejoren las condiciones y poder pasar por determinados sitios.
Desde antes de llegar a Cubiro el viajero se percata de la falta de atención a la vialidad pues a un kilómetro de la población, en una curva, existe un hundimiento de varios centímetros que ha provocado varios accidentes.
Pero la situación más crítica se presenta una vez ingresado a la población, frente a la urbanización y a Toribia, donde el paso de los vehículos se hace a riesgo por lo accidentado de la capa asfáltica.
También es grave la situación en la intersección hacia el centro y las lomas al punto de que apenas ha quedado un canal para el paso de vehículos, en ambos sentidos.
“Y si no hacen un trabajo completo y pronto, llegará el momento en que por ahí sólo se podrá pasar caminando, o en moto o burros, porque la carretera se sigue hundiendo”, afirmó Teresa Daza, vecina preocupada por su pueblo.
Se esperaba que con motivo de la temporada vacacional, que ya está en marcha, desde la alcaldía de Jiménez o desde Invilara se tomarían medidas para recuperar algunos de los tramos en peores condiciones, pero nada se hizo y el estado de la vialidad continúa agravándose, olvidándose que se trata de una parroquia dependiente en gran parte del turismo y si no hay visitantes disminuyen los ingresos.
Foto: Luis Salazar