Por la puerta del sol
-Es en momentos de crisis en los que la imaginación es más importante que el conocimiento-(Einstein)
De la crisis se puede salir afrontándola con inteligencia, bizarría, sinceridad y confianza. La falta de estos elementos son los principales motivos por los que en el mundo surgen los cambios.
Los gobiernos cobran su incompetencia y macros errores a los hijos de la patria que no tienen por qué pagar los platos rotos de su falta de inteligencia; por lo mismo hay que recordarle al pueblo que no debe permitir que le sigan robando sus sueños, corten sus alas y enclaustren su alma y pensamiento, que no permita volver al camino, roído por los odios, la necesidad y los miedos; que nunca olvide al héroe inmortal que tiene un pedestal sobre los Andes y en cada rincón de la patria ondeando perenne el tricolor de la libertad, única que da el placer de vivir tranquilos hasta el fin.
El odio mantiene destapadas sus emboscadas, la vileza se viste de agua mala, en este titubeo de fe y de dudas, carga la patria lo que apenas puede soportar; crepitan los nervios, sale el coraje de sus linderos, llega el cambio.
Hace poco salíamos a pasear con el corazón contento, hoy salimos con el corazón temeroso. Golpes y ofensas recibimos a diario, asumimos órdenes, aceptamos que otros decidan nuestro futuro, negociamos la desdicha a precio de inquietudes. Por estas calles los ecos de pasos y de gritos dejan en el pavimento las huellas de muchos, sus últimos sueños y su vida toda, suspendida por la mano de un asesino. No sabemos realmente quiénes somos en este país dividido, urbe aciaga de ventajistas, de brujos, de mentiras, corruptelas, caretas y de gente mala. Avanzan los días entre podredumbre, basureros, huérfanos, farsantes y adulones seres, igualitos a nosotros, pero sin alma ni corazón. Se desborda la miseria, peligra la salud, la falta de mantenimiento de calles y autopistas son un caos a pesar de la riqueza petrolera, cuya chequera se utiliza con fines populistas que busca un respaldo ya perdido.
Hay por doquier crisis económica, energética, de educación, política, moral, espiritual y de los valores en general. La peor crisis es la actitud de intolerancia que impera en la gente. La furia y espiral del fanatismo llega y contagia todos los campos de la patria.
La violencia fue una de las grandes preocupaciones de M. Gandhi, quien abogó por el perfeccionamiento espiritual del hombre. Una de sus más usadas frases era la de que “Un país, una civilización se puede juzgar por la forma en que trata a sus animales” Y, hablando de animales…
Las mascotas una vez llegan a nuestras manos automáticamente pasan a formar parte de la familia; tratadas como tal son queridas y cuidadas como cualquier familiar. Su cariño es hasta el fin, ellas solo saben querer, cuidar y acompañar a sus amos. La violencia empleada contra uno de estos seres es imperdonable, como lo es el cruel abandono a que los somete el Estado. Recientemente me enteré por el periódico de la muerte de un muchacho, de manos del dueño de un perro, al que el muchacho había golpeado. Una verdadera tragedia. La crisis de falta de respeto a la vida de los demás y la falta de valores en el país es muy grande. Igualmente me enteré por fuentes dignas de toda credibilidad que en un condominio del Este de esta ciudad, un hombre se ampara en su arma para herir a indefensos animales. Este gatillo sin freno hirió gravemente a la mascota perteneciente a una familia amiga. (No es la primera vez que un animalito del entorno aparece herido de bala, inexplicablemente) El animal herido gravemente, cuya bala quedó alojada entre el corazón y el pulmón, por suerte y su costosa recuperación, está fuera de peligro. El autor no dio la cara. El hecho es que esto generó una serie de discusiones y de reuniones, que son necesarias para aplicar normas y el debido respeto que se debe tener a los animales. La intolerancia y la altivez están escribiendo los nuevos capítulos de violencia en el país.
Nos hemos acostumbrado a la ansiedad y neurosis de la vida diaria. Aumentan las rejas protectoras, nos encerarnos temprano debido a la inseguridad a que está sometida nuestra vida y propiedades. Estamos perdiendo la conciencia de ser, de convivencia, de tolerancia, de respeto y urbanidad. Perdemos sensibilidad y misericordia. Por suerte para todos estos males, hay un camino…