“Si los policías están a merced del hampa, qué quedará para el ciudadano común. Somos víctimas de la delincuencia y no tenemos forma de defendernos”.
Así manifestó el expresidente de la Cámara de Comercio y actual vicepresidente de Fedecámaras, Alberto Gámez, en relación a los hechos de violencia que han enlutado a un buen número de familias en la región.
La inseguridad no da tregua. Y es que tanto empresarios, como comerciantes y trabajadores, padecen día tras día los embates de la delincuencia, que no respeta ni siquiera la vida de las personas.
“Los comerciantes tienen pavor de ser asesinados”, dijo Gámez quien señaló que a partir de las 5:00 de la tarde inicia el “toque de queda” en los comercios del centro.
Explicó el dirigente gremial que al bajar las santamarías disminuye considerablemente las ganancias producto de las ventas de ropa, calzado, alimentos o electrodomésticos.
“La inseguridad es galopante y afecta al comercio en todo el país. Como añora uno al Barquisimeto de hace años atrás”.
No sólo los dueños de los comercios son víctimas de abuso. Los trabajadores se quejan constantemente de los robos que se generan en las busetas o paradas de autobuses.
“Nuestros trabajadores nos piden que los ayudemos pero son pocas las opciones que les podemos ofrecer en materia de seguridad”.
En este contexto, el escenario ideal para los comerciantes es mantener sus puertas abiertas incluso hasta las 7:00 de la noche, en aras de que los clientes puedan acercarse a realizar sus compras después de la jornada laboral.
Aunque el patrullaje en la 20 se mantiene por parte de funcionarios de la Guardia Nacional y Policía Municipal, el hampa parece tener más fuerza.
“Tenemos que enfrentar muchos gastos para garantizar la seguridad en nuestros locales. Esto incrementa los costos de operatividad pues contratamos vigilantes y compramos cámaras para resguardar la vida de nuestros clientes y trabajadores”.
Deprimente Zona Industrial
La misma realidad que plantean los comerciantes padecen los industriales.
La inmensa cantidad de huecos y troneras en la vía, es la oportunidad perfecta de los malhechores para despojar a los choferes de sus unidades apenas disminuyen la velocidad.
Quien transite por la Zona Industrial después de las 5:00 de la tarde corre el riesgo de ser atracado o incluso perder la vida a manos del hampa.
En este sentido, la atención al sector industrial es una deuda pendiente imposible de postergar por la administración regional y municipal, por cuanto su progresivo deterioro amenaza la producción de bienes y servicios.
La maleza, los enormes huecos y la delincuencia por poco extinguen uno de los principales centros de producción de la región, en detrimento de decenas de empresas y miles de trabajadores.
Fotos: Archivo