La alfombra verde que engalanaba a Barquisimeto y que llenaba de orgullo a los larenses se ha extinguido poco a poco. Las promesas de soberanía agroalimentaria que se formularon en torno a la riqueza del Valle del Turbio quedaron sólo en palabras.
Así explicó el productor y coordinador del Comando Agroalimentario Venezuela, Julio Anzola, la realidad del Valle del Turbio en los últimos años. “Queremos desmentir los anuncios que realizó el coordinador regional del Ministerio de Agricultura y Tierras, Alirio Villarroel, sobre la siembra de 125 mil hectáreas de girasoles. Según un informe realizado por Fudeco, el Valle del Turbio está conformado por 25 mil hectáreas, de las cuales, sólo 12 mil forman parte de la zona de aprovechamiento agrícola, por lo tanto, es mentira que estén sembrando 125 mil hectáreas”.
En este sentido, Anzola consideró una burla al pueblo venezolano las cifras emitidas por las autoridades oficiales, quienes “intentan engañar para lograr votos en las próximas elecciones”.
Además, el productor también desmintió las cifras que hablan de un incremento de la producción lechera por cuanto la producción de ganado doble propósito cayó en 50%. “El Valle del Turbio está desolado e improductivo. ¿Dónde está la producción de tomate y pimentón que pregonan?”.
Por su parte, el productor y propietario de la hacienda Guacabra, Jesús Segovia, dio su testimonio sobre la productividad de las tierras que fueron confiscadas por el ejecutivo. “Mi finca presentaba altos niveles de productividad de caña de azúcar y aún así fue expropiada. Actualmente se encuentra desolada. Pasó por múltiples cultivos como el maíz, frijoles y girasol pero no tuvieron ningún éxito”.
El impacto social de las confiscaciones de tierras es sin duda mucho mayor para los obreros y campesinos.
Explicó Segovia que sólo en su finca más de 60 familias quedaron en la calle, tras largos años de esfuerzo en el campo.
Nada rentable
Los productores presentes explicaron que el girasol sembrado en el Valle no es nada productivo frente a la caña de azúcar.
En detalle, por cada hectárea de caña se obtienen 8 toneladas de azúcar, mientras que por cuatro kilos de girasol se obtiene un litro de aceite.
Explicó Julio Anzola que la siembra de girasol sólo ha promovido la conformación de 230 puestos de trabajo, mientras que la caña de azúcar generaba mil 500 empleos.
Ante esta política, la producción de caña se ha contraído considerablemente pues en el año 98 la zafra generó casi 360 mil toneladas de caña, y para el año 2011 apenas se alcanzaron poco más de 94 mil.
El sector productivo, dijo Anzola, espera que un nuevo gobierno liderado por Henrique Capriles Radonski garantice la soberanía agroalimentaria y la seguridad en el campo
Fotos: Emanuele Sorge/ Jairo Nieto