El Mercado de Cabudare o de la calle La Cruz, continúa realizándose a cielo abierto, pese a los ofrecimientos de la Alcaldía de Palavecino, en reubicar a los trabajadores de la economía informal. Desde el año 1984, recuerdan los comerciantes, se habla de la reubicación pero hasta los momentos no se ha concretado.
En dos oportunidades el gobierno municipal, dijo el vendedor Roger Giménez, ha contado con el crédito adicional o presupuesto para llevar a cabo el proyecto, sin embargo, continúan laborando en sus puestos ambulantes. Exhortan a la organización y beneficios para este grupo de personas dedicadas al comercio.
Carlos José Rodríguez, vocero de los buhoneros, declaró que la anarquía ha crecido en los últimos años: “cualquiera compra un bulto de medias, monta su puesto y empieza a vender en la calle La Cruz. No existe ningún control por parte de la Alcaldía. Sabemos que somos un problema para la población pero nadie nos tiende la mano para organizarnos”, expuso.
A propósito de la reubicación, solicitan que el espacio cuente con la capacidad suficiente para el número de puestos de ventas registrados actualmente. Más de 4 mil vendedores, fue el resultado del último censo realizado, no obstante, habría que actualizarlo debido a las nuevas personas que laboran en el mercado.
“Todavía estamos esperando por el gran Mercado de Cabudare, que anunciaron las autoridades desde hace tanto tiempo. Conocemos de las molestias generadas en el tránsito automotor y en algunos vecinos, sólo que nuestro único ingreso económico, está aquí en la calle, vendiendo la mercancía para el sustento de la familia”, dijo Rodríguez.
¿Afectará las ventas?
Existe temor entre los trabajadores de la economía informal y tiene que ver con la disminución de las ventas, en caso de llevarse a cabo la reubicación. Lo medianamente conocido por los buhoneros, es que los locales no serán tan amplios como los de ahora. “A los clientes, les gusta la comodidad”, repiten los comerciantes de la mencionada calle.
Comodidad para caminar, de un puesto de venta a otro, así como de acudir al sitio donde tradicionalmente han comprado sus cosas: ropa, calzado, bisutería, entre otros. “Si mi mamá tiene 20 años viniendo a la calle La Cruz, todos los miércoles, cómo pretenden que cambie esa tradición”, expuso Maritza Bracho, de la comunidad Los Rastrojos.
No obstante, el asunto de cambiar el lugar de ventas aún no está definido, al menos, legalmente. En los próximos días, el alcalde Richard Coroba, ofrecerá los detalles jurídicos y técnicos del proyecto del mercado, tal como lo dio a conocer la Oficina de Medios y Relaciones Públicas de su despacho.
Por lo pronto, la dinámica de trabajo es la misma: madrugar para armar los puestos de ventas, organizar la mercancía y ofrecerla a la clientela a fin de recaudar lo necesario para el sustento familiar.
Fotos: Jairo Nieto