La producción venezolana de combustibles se ha visto desbordada por la demanda interna. Menos llega para hacer frente a la «diplomacia petrolera» del presidente Hugo Chávez, que obliga a Petróleos de Venezuela (PDVSA) a abastecerse de combustible de buena parte de sus aliados. Así lo reseña Abraham Zamorano para un trabajo especial de BBC Mundo.
PDVSA contribuye con fuertes sumas a las políticas sociales que promueve Chávez –hasta US$50.000 millones en 2011–. Y, además, se tiene que hacer cargo del hecho que la gasolina y el diesel en el país cuestan prácticamente nada.
Con sus arcas sometidas a apretones de diferentes flancos, los expertos del sector coinciden en señalar a la falta de inversiones en nuevas refinerías y en el mantenimiento de las existentes como los factores decisivos para que PDVSA no cubra sus necesidades de derivados petrolíferos.
Así es que Venezuela, el país con las mayores reservas de crudo del mundo, uno de los mayores exportadores y productores, resulta que ha tenido importar gasolina.
Algo que desde PDVSA le aseguran a BBC Mundo es un fenómeno «coyuntural».
Se regala gasolina
No hay lugar en el mundo que la venda más barata (US$0,03 el litro), mucho menos que el agua embotellada –que, por otro lado, cuesta más que un refresco–.
En México, es 30 veces más cara y en Brasil 60. Para calcular el precio de la vecina Colombia, habría que multiplicar por 40. Con el diesel las diferencias son incluso mayores.
Eso es posible por una política de fuertes subsidios –más que lo que se gasta en educación y salud– que pese a su larga lista de contraindicaciones, ningún gobierno ha querido pagar el precio en votos de cerrarle el grifo de la bomba.
Sobre la caja de PDVSA pesa un gasto anual de más de US$13.000 millones en subvenciones a la gasolina y US$8.500 millones para el diesel, según el cálculo del experto analista del sector energético Nelson Hernández.
Estamos hablando de un 7% del Producto Interno Bruto (PIB). «Solo en la gasolina el gasto es mayor que lo presupuestado en Educación y Salud para el año 2012 (…). Si el precio actual de la gasolina se aumenta cinco veces, sigue siendo una de las mas baratas del mundo», le dijo Hernández a BBC Mundo
Pero además hay que sumar, entre otras muchas cosas, por ejemplo lo que se destina a tratar de evitar el contrabando, sobre todo hacia Colombia, que se ha convertido en un lucrativo negocio.
Y aunque numerosos expertos coinciden en la necesidad de colocar la gasolina en niveles algo más razonables, en contra está sobre todo la sombra del «Caracazo», la oleada de violencia y saqueos que en 1989 sobrevino a un incremento decretado por el entonces presidente, Carlos Andrés Pérez. La represión terminó con centenares de muertos.
Son legión los venezolanos que se sienten empoderados a disponer de tan barata fuente de combustible. Por eso, subir el precio es algo de lo que en época electoral como ésta ningún candidato quiere ni oír hablar.
Sin embargo, es un debate que vuelve de forma recurrente con las vacas flacas. Rafael Caldera, en 1996, lo contempló en su «Agenda Venezuela», el programa de reformas económicas pactado con el Fondo Monetario Internacional que pronto fue abandonado.
Y también Hugo Chávez, que en 2007, poco después de ser reelegido, llegó a ordenar que se iniciaran estudios para elevar los precios. «Es una grosería vender la gasolina como la estamos vendiendo, mejor sería regalarla», dijo.
Diplomacia petrolera
A los aprietos derivados de casi regalar la gasolina, hay que sumar que PDVSA es además uno de los pilares de la política exterior venezolana.
Analistas del sector coinciden en señalar en ese elemento uno de los mayores problemas que cotidianamente tiene que hacer frente la compañía.
Los destinatarios del petróleo venezolano son sobre todo los «amigos» de Chávez alineados en torno a Petrocaribe y a la Alternativa Bolivariana de las Américas (ALBA).
«Últimamente se ha comprado grandes volúmenes a EE.UU. Lo insólito es que se compra a precios internacionales y se ‘vende’ a precios subsidiados», comenta Hernández.
Para Eddie Ramírez, experto en el sector responsable de Gente del Petróleo, la gasolina «se está regalando» a otros países.
«Cuando das el petróleo a 23 ó 24 años, al 1% de interés y que te paguen con pantalones, café o carne como Nicaragua o con queso como Uruguay, eso afecta al flujo de caja de la empresa», afirmó en conversación con BBC Mundo.
Un ejemplo, el acuerdo de 2007 con Ecuador, cuyo gobierno es uno de los mayores aliados de Chávez, para intercambiar crudo por combustibles, ya que Petroecuador carece de capacidad para ello.
Una investigación de la agencia Reuters reveló que hasta un tercio de los envíos de combustibles refinados a Ecuador son en realidad importados por Venezuela.
Según la agencia, esos despachos tercerizados sumaron cerca de US$1.000 millones para el periodo 2009-2011.
Falta inversión
Según le explicó a BBC Mundo un portavoz de la empresa, la necesidad de comprar gasolina al exterior ha sido un fenómeno puntual explicable por el hecho de que la mayor de sus refinerías ha sido sometida a un proceso de «mantenimiento mayor».
Asegura PDVSA que no se trata de una política sostenida. El caso es que en los últimos meses, la superpotencia petrolera que es Venezuela ha resultado incapaz de refinar suficiente combustible como para cumplir sus compromisos externos y abastecer la demanda interna, que ronda los 320.000 barriles diarios de gasolina y 275.000 barriles diarios de diesel.
Ramírez, quien fuera directivo de PDVSA entre 1998 y 2002, calcula, según le dijo a BBC Mundo, que «la capacidad nominal de refinado de gasolina está alrededor de 325.000 barriles por día, la de diesel de 240.000».
«Aunque eso sería funcionando a pleno rendimiento. Lamentablemente eso no es así, hay accidentes y no funcionan a plena capacidad por ineficiencia y falta de mantenimiento, y es por eso que se produce el déficit», puntualiza.
En Venezuela hay tres grandes refinerías. Hace años que se habla de ampliar su capacidad, pero incidentes y problemas de mantenimiento han provocado lo contrario.
Además, el presidente Chávez lleva tiempo prometiendo la construcción de otras tres: una en Barinas, otra en Caripito (Monagas) y Cabruta (Guárico). Ninguna está siquiera cerca de empezar a funcionar.
Según Hernández, «se requieren al menos de tres a cuatro años para construir una refineria», con lo cual el aumento de la capacidad de refinado no llegaría hasta 2016, si se empezaran a construir ahora.
«Mientras tanto tendrá que seguir importando».