La floretista e investigadora científica Carmen Milizta Pérez Urrieta ingresó este sábado al Salón de la Fama del deporte larense junto al dirigente Tomás Pérez Duarte (softbol) y el entrenador de boxeo Naudy Rivero (post mortem) después de ser escogidos por un comité por parte de la Fundación para el Deporte del estado Lara y su nombre quedará por siempre en la historia contemporánea de Venezuela como una de las mejores esgrimistas.
Atleta del Año en 1980, junto a todos sus seres queridos celebra un acontecimiento extraordinario en su vida luego que su esfuerzo de muchos años se ve recompensado con su ingreso a una élite deportiva donde hay muy pocos. Quizá su ingreso haya sido un poco tardío pero para quienes no lo conocen, tuvo el honor de llevar el fuego de los recordados Juegos Bolivarianos en 1981.
Hoy, su vida transcurre en un laboratorio de investigación y las aulas de clases por su profesión de médico cirujano, egresada de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado en noviembre de 1987 y su especialización (doctorado) en Formacología Molecular y Terapeuta Experimental en Estados Unidos en 1996, no esconde su emoción por ser un ejemplo a seguir como atleta, profesional, hija, esposa y madre.
“Con mucha emoción, es un honor muy grande en lo individual, por el trabajo en equipo, por mi familia, por mi entrenador (Clemente Piñero) que me hayan exaltado al Salón de la Fama del deporte larense”, declaró la conocida Mily Pérez, nacida en Barquisimeto un 5 de julio de 1963.
“Esto es algo que me llena de mucha satisfacción por todos los logros que tuve en mi carrera deportiva”, agregó la larense que tomó un vuelo el viernes muy temprano desde su residencia en Rochester, Minnesota, Estados Unidos, para estar presente en un acto de exaltación junto a toda su familia.
“Hoy me dedico a la medicina, soy fisiatra en la Clínica Mayo en Estados Unidos, soy una investigadora, tengo un PHD en investigación de células moleculares y soy fisiatra en la clínica”, afirma Pérez quien es casada con un francés (Andre Terzic) y es conocida en Norteamérica como la doctora Carmen Terzic pero en su natal Barquisimeto todos la llaman Mily porque así se hizo conocer en el mundo deportivo, además de sus victorias en el florete.
“Mi papá (Francisco) me inculcó el deporte, él es profesor de educación física, egresado del Pedagógico. Somos una familia de tres hijas y siempre nos inculcó la importancia de la práctica deportiva”, declara la campeona quien lleva a su hija Ana Sofía al tenis de campo.
Mily comenzó a entrenar la esgrima desde muy pequeña, siempre se destacó por su capacidad de aprender muy rápido todo lo que le enseñaba su entrenador Clemente Piñero. Su vida transcurrió entre su educación y el entrenamiento pero su momento cumbre transcurrió en el año 1981 cuando fue escogida para llevar la antorcha en la ceremonia inaugural de los novenos Juegos Bolivarianos de 1981, efectuados en la capital centroccidental.
“Mi momento más cumbre, desde el punto de vista deportivo, fue cuando me tocó llevar la antorcha de los Juegos Bolivarianos, esa es una emoción indescriptible. Ese fue un momento muy grande en mi carrera deportiva porque la gente estaba toda pendiente de mí. No fue un momento de competencia, sino un momento muy personal”, detalló Pérez quien fue el centro de todos los asistentes a este evento que marcó un punto en el desarrollo de la ciudad por la construcción de varias instalaciones deportivas que hoy están vigentes y que necesitan mejorar.
Impensable
La esgrimista y médico Mily Pérez tiene muchas historias en su vida deportiva pero en particular recuerda el título de campeona suramericana juvenil y el segundo lugar individual adulto en una categoría superior a la de ella, evento realizado en Barquisimeto en 1980.
“En ese evento logramos dos medallas de oro y dos medallas de plata. Fue un gran momento en su carrera deportiva porque yo era atleta juvenil y competí con adultas. Eso me dio un gran empuje”, destacó quien en ese momento tenía 17 años.
El título obtenido por Venezuela en el campeonato juvenil de esgrima, fue un desafío final entre Mily y su eterna amiga y competidora de selección Aura Requena, una victoria de la hoy exaltada al Salón de la Fama que fue reseñada por el diario EL IMPULSO el 13 de octubre de 1980.
“Alguna de las dos tenía que perder, bien fuera Aura o yo, la alegría es igual ya que somos amigas y lo seguiremos siendo”, dijo Mily en ese entonces luego de vencer a Requena en la final.
Muchas personas ayudaron a Pérez durante su carrera y además con las que comparte amistad luego de su retiro y posterior residencia en Estados Unidos donde vive y sigue su carrera profesional como médico e investigadora.
“Recuerdo a muchísima gente con la que comparto y todavía tengo amistad, esa gente de mi infancia. A mi amiga María Teresa Molina que está en Ciudad Bolívar, a Mirla Rotker en Francia, siempre recuerdo a Ildemaro Sánchez, Moisés Requena, mi entrenador Clemente Piñero, a Zulma de Melo, Leopoldo Melo”, afirmó.
Al momento de realizar esta entrevista, Mily Pérez estaba a punto de realizar su viaje de regreso a Barquisimeto para asistir al acto de exaltación al Salón de la Fama. “Claro que voy a estar presente en el acto, yo salgo para Caracas mañana (viernes) y debo llegar a Barquisimeto el sábado. De verdad estoy muy emocionada por todo esto, creo que es un momento muy grande para mi vida, para mi familia, para mis padres que tanto me ayudaron y creo que también es muy importante para mi carrera profesional”.
Pérez dejó la práctica de la esgrima desde que se retiró y se entregó de lleno a la medicina, hoy no toma el florete para combatir, hace ejercicios para mantenerse físicamente, por su salud y apoya a su hija Ana Sofía en el tenis, la lleva a donde tenga competencia porque como sus padres, la acompaña en todo.
Contar toda su vida deportiva y reseñar todas sus vivencias sería imposible, su hoja de vida de esgrimista es muy extensa y se necesitarían muchas cuartillas y páginas enteras para hacerlo. Su madre Olga es quien se ha encargado de eso, tiene en su haber unos 25 álbumes con todos los recortes de prensa locales, que muestra con mucho orgullo.
Su padre Francisco Pérez Tovar muestra todas las placas, reconocimientos y trofeos que están en su casa de residencia en Fundalara, los cuales observa y detalla con mucha precisión porque cada uno de estos tiene una historia y mucho esfuerzo.
Actividad deportiva
El ingreso de Carmen Militza Pérez Urrieta a la esgrima se debe a su progenitor Francisco Pérez, que como docente de Educación Física, egresado del Pedagógico de Caracas, un día decidió llevarla a la esgrima porque a él le gustaba mucho esa disciplina, además era una materia obligatoria en su carrera.
“Mily cuando tenía como 7 años y medio, 8 años, yo le dije a mi esposa, yo voy a buscarle una oportunidad a esta muchacha para que haga algún deporte, ya es hora de que haga algo para que se desarrolle y le llevé donde el entrenador Clemente Piñero, su entrenador de toda la vida y le dije: mira Clemente esta niña yo quiero que la prueben, me le hagan un test para ver si tiene habilidades para la esgrima porque a mí me gustaba mucho la esgrima”, contó su padre Francisco en la sala de su casa y frente a muchos documentos y una hoja de vida deportiva interminable.
Mily se quedó junto al entrenador y su padre se ausentó por unas dos horas pero a su regreso le preguntó a Piñero por la pequeña niña y este le contestó: “Esta niña es muy rápida, tiene muchas habilidades y aprende muy rápido, no hay que estar repitiéndole como a los demás”.
Ese fue un momento importante que determinó el destino de la entonces niña Mily Pérez, y por supuesto su padre la llevaba todas las tardes a entrenar. “Ella le cogió cariño, se dio cuenta que iba progresando y así fue como se formó como esgrimista desde la categoría infantil hasta que se retiró como campeona en diferentes categorías”.
Pérez destaca que su hija siempre tuvo muchas metas, cada una de ellas fueron superadas con el paso de los años, inclusive en su cuarto, en casa en la capital crepuscular, comenta que tenía una cartulina con un decálogo que no sabe de donde lo sacó que decía: “Quiero ser: lo hizo desde niña y cada vez que lograba algo, lo tachaba”.
El profesor Pérez afirma que su hija era como los lanzadores, observaba a sus oponentes y se daba cuenta de cuáles eran sus desventajas y por allí llevaba el combate para después obtener la victoria.
Muchos fueron los años de entrenamiento, de estudio, de lágrimas, victorias, derrotas, que ahora tienen otra recompensa por su nuevo logro, estar entre los mejores atletas, dirigentes, entrenadores y personalidades del estado Lara.
“Mily tiene casi 20 años que se retiró, pienso que fue un poco tardío, pienso que ella pudo ingresar antes pero nunca es tarde cuando la dicha llega. Ella se emocionó mucho, cuando le dije que estaba postulada, me llamaba todas las noches para preguntar y no le tenía una respuesta. No lo manifestaba públicamente (emoción e importancia)”, agregó.
Mily durante estos días le comentaba a su padre que estar en el Salón de la Fama del Deporte local era muy importante porque representaba la coronación de una vida deportiva muy extensa y exitosa. Inclusive le dijo que desde el punto de vista curricular para su profesión de médico cirujano e investigadora es muy importante.
“Se emocionó muchísimo con la noticia y desde que supo preparó su viaje, pidió su permiso y arregló todo para estar aquí”, detalló su padre. “La foto que salió en EL IMPULSO (primera página al conocerse la noticia), se la mandó su hermana por correo y ella no se acordaba de esa foto. Buscamos algunas en todos los recortes para ver si nosotros también la teníamos. Es algo muy bonito, ver cómo su carrera es exaltada por quienes la conocieron. Aquí la estamos esperando para acompañarla en todo esto”, adicionó.
Los éxitos siguen, veinte años después de su retiro como atleta de alto rendimiento, Mily Pérez tendrá otro reconocimiento más, que la hace una auténtica guara.
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Fotos: Luis Salazar