Política Sport

“El deporte gusta porque halaga la avaricia, es decir, la esperanza de poseer más”
Heywood Hale Broun
“Yo creo que habría que inventar un juego en el que nadie ganara”.
Montesquieu
“El deporte no forja el carácter, lo pone de manifiesto”.
J L Borges
Ahora que lo pienso, la política sería un equivalente del matrimonio moderno. Con el tiempo acaba siendo factor común el tedio e irremediablemente el antifaz pasa a suplir al afecto con un ‘dios me ampare’; por eso la política se manifiesta como una joroba al dorso, como escollo forzoso, quizá el importe por una deslustrada politiquería donde los activistas desafían su convicción por el usufructo del poder y el poderío sobre el conjunto.
En política también hay modos de hacer deportes en distintas disciplinas, ahora que inicia la olimpíada en Londres. Por ejemplo, marcar la milla como alma que lleva er’diablo a fin de dar maratón por todo el país al electorado en busca de votos. Hay el que prefiere el tweeter desde Cuba para ejercitar el recorrido virtual nacional, (que la salud no le permite), conquistando en red, jala-bobos por un voto, o como se le dice por ahí, el voto bobo.
Entonces nos vamos con el tiro al blanco. Para nadie es un secreto que La Diana por excelencia casi siempre es el pueblo, y muy de cerca, el país. El número de asesinatos habla de la destreza del baleado al inocente y del record por ser el país más peligroso del mundo. Flecha, jabalina, perdigones y todo lo que sea incisivo lo recluta una tierra entrenada por la privación, la escama y la mala costumbre, pero sobre todo, por mala educación. Asumir que un pueblo ignorante es instrumento ciego de su propia destrucción (Ipse dixit El Libertador) debe ser ejercicio inminente para la depuración individual, el saneamiento de la población y la profilaxis, preservación y mantenimiento del ambiente natural y social.
El salto largo es ese ejercicio dominado por el Team Rojo Rojito. Saltar talanquera a troche y moche es el intento donde consiguen más medallones dorados. Saltan formidables distancias rompiendo records olímpicos y mundiales para esfumarse sin revolotear pa’tras. Aponte Aponte, conquistó la última prueba clasificatoria para el torneo de la desfachatez y Alvaray resultó entre los mejores de la categoría descarado. Últimamente para transitar a la oposición el salto a pértiga es una maña común entre los atletas del entrenador de Sabaneta.
Como es de esperarse, el boxeo figura entre las justas preferidas por el púgil político de la bicha. De allí que en la esquina del equipo rojito ejercitan cayéndose a puñetazos a ver con quien quedará el coroto, si el mandamás estira la pata. Hace poco se mandaron a piñas porque las diferentes facciones no se ponían de acuerdo, si inhumar en el Samán, o en el Panteón. La oposición va por la tesis de incinerar, y al Guaire, para cuando Farías sanee la caca que lleva su cauce; menuda causa. Toda una hazaña histórica para un deporte X-treme.
Donde no les ha ido nada bien, es en halterofilia. Llevar el peso de la historia como el peor gobierno de todos los tiempos, no es juego. Los esfínteres planos por el chorreo de perder la presidencial alisan muchas arrugas e irrita hemorroides a los más fanáticos púgiles del proceso. Entendidos afirman que no es saludable calcular los ‘anos’ de cárcel que tocan a cada uno pues ni Matusalén conseguiría concluir la sanción con aliento de vida.
En la gimnasia tienen problema porque la viven confundiendo con la magnesia. No hay manera de hacerle entender a la rebelión que la magnesia no se usa en el plinto y que la gimnasia no es para poner en buena forma el bolso a costa del erario y a través de la rapiña.
Gracias a los empeños de Fidel hemos avanzado una barbaridad en el canotaje desde que versados balseros repatriados aconsejan a los bogantes que la viven remando a la orilla del póngame donde hay o si no, presénteme alguno con buen cambur, o cambiando dólares preferenciales a costo de mercado paralelo o negociando con china haciéndose el (co)chino.
Venezuela es la cuna del deporte penitenciario, muy parecido al juego tolteca donde a los perdedores le seccionaban la cabeza y jugaban balompié con ella. Solo que en vez de guante y balón, se usan granadas, chopos, chuzos y automáticas de cualquier calibre. Como recreo violento y si no que consulten a la Fosforito que suele jugar con fuego, regularmente hay más estallados afuera que dentro del penal. Sus guardianes, en un embeleso de caridad y esplendidez con el penado asisten con los bártulos de artillería que cultivan para el estilo competitivo de los Pranes de turno.
Concluimos que el amo del equipo socialista ejerce un deportivismo político donde demoler al país y al opositor es todo un entretenimiento en ejercicio y las cosas ciertamente serias, se las toman todas a juego. Es un hecho histórico y probado, que en tierra de peloteo olímpico los únicos ciertamente derrotados en la categoría de la vida somos los ciudadanos.