Su departamento, en la parte superior de un edificio de ladrillos de tres pisos ubicado en un barrio venido a menos, está lleno de botellas de gaseosas y parece la típica vivienda de un estudiante de doctorado de 24 años, con una importante excepción: la policía ahora cree que tiene trampas.
A sólo seis kilómetros de su departamento en Aurora, Colorado, James Eagan Holmes fue identificado el viernes por la policía como el hombre armado que disparó dentro de un cine, matando a 12 personas e hiriendo a decenas más mientras usaba chaleco antibalas, guantes oscuros y una máscara de gas.
La policía dice que Holmes, quien fue detenido por la policía en un estacionamiento detrás del cine, puso trampas en su departamento con explosivos sofisticados, creando peligros para los agentes de la ley y efectivos del escuadrón antibombas que llegaron al lugar.
La sala de estar del apartamento del sospechoso estaba cubierta de cables conectados a lo que parecían ser botellas plásticas con un líquido desconocido, dijo Chris Henderson, segundo al mando del Departamento de Bomberos de Aurora.
Una fotografía de Holmes divulgada el viernes no muestra nada fuera de lo común: En lugar de chaleco antibalas, aparece luciendo una camiseta color naranja de cuello circular. Es un joven con cabello oscuro, cejas arqueadas y patillas largas. Tiene una leve sonrisa y una barba corta en el mentón.
Entre quienes reconocieron la fotografía estaba Jackie Mitchell, un cargador de muebles de 45 años que vive a una cuadra de distancia y dijo que conoció a Holmes en el Zephyr Lounge, un bar cercano, en la tarde del martes.
«Yo quedé como, íhombre, conozco a ese tipo!», dijo Mitchell
recordando su reacción al ver la fotografía.
Mitchell dijo que bebieron juntos un par de cervezas, había una oferta de dos por 2 dólares esa tarde, y hablaron sobre el equipo Denver Broncos de la NFL. Holmes vestía jeans, lentes oscuros sobre su cabeza y portaba una mochila.
El joven le pareció inteligente, dijo Mitchell, y algo soberbio.
De hecho, Holmes parece ser inteligente y estudioso. Nació el 13 de diciembre de 1987 y pasó la última parte de su infancia en San Diego, en una tranquila calle de un suburbio donde aún viven sus padres. Su padre es dueño de la patente de un aparato tecnológico que sirve para detectar fraude en telecomunicaciones.
Al terminar la educación secundaria, James Holmes recibió el grado de bachiller en neurociencia de la University of California, Riverside, pero no pudo hallar trabajo luego de regresar a San Diego después de varios años.
Durante cerca de un año, trabajó medio tiempo en un McDonald’s, según Tom Mai, quien vive cerca de la familia de Holmes en San Diego.
Una Navidad, dijo Mai, James Holmes le sirvió unas sodas en una fiesta. «El era muy amable con mis hijos», recordó.
En junio del 2011, Holmes estaba en Colorado, donde se inscribió en un programa de doctorado en neurociencia en la University of Colorado Denver/Anschutz Medical Campus. En un comunicado, la escuela dijo el viernes que estaba en proceso de retirarse.
Antes del viernes, su único problema con la policía fue una multa de tránsito, dijeron las autoridades.
Cuando no estaba en la universidad, a veces Holmes pasaba tiempo en el porche de su edificio, ubicado en una zona de Aurora donde las drogas y los tiroteos son algo relativamente común, según un vecino.
Otra vecina, Rachel Reed, de 25 años, lo vio varias veces en el porche, con su mochila. Hace un par de meses se encontró con él en el bar Zephyr, donde puso una canción de rap de Lil Wayne en la rocola.
A Holmes no le gustó, dijo ella, ya que prefería el rock and roll. El se acercó e «hizo algunos comentarios de tipo racista sobre el rap», afirmó.
«El parecía un tipo normal», sostuvo Reed. «Estaba un poco borracho», agregó.