¿Por quien votará Dios?

Dios, a través de mensajeros celestiales, profetas y apóstoles nos ha dicho que los reinos de la Tierra son suyos, y que pone sobre esos reinos a quien Él quiere. Por otro lado, Satanás dijo una vez que los reinos de la Tierra son de él. ¿A quién creemos?
Hay cristianos que influidos por la incredulidad piensan que Satanás es el que gobierna el mundo.
La Biblia  dice que es Dios quien pone y quita reyes. El diablo lo único que hace es tentar a quienes gobiernan para hacerlos hacer al menos parte de lo que él quisiera. Valiéndose de las lujurias de los seres humanos puede tratar de torcer los propósitos de Dios, como hace en el actual gobierno tanto él como los demonios que le siguen.
Elegir es un acto refrendado por Dios. La Biblia lo declara en varias ocasiones. Y por cierto, en las últimas elecciones Dios prefirió perder antes que imponer su voluntad. De ahí que no siempre es cierto que “vox populi vox Dei”, la voz del pueblo es la voz de Dios.
Por ejemplo, dos votos, el de Adán y Eva fueron suficientes para elegir a Satanás como su gobernador en este mundo representado por el famoso fruto prohibido del árbol de la ciencia del bien y del mal.
Tiempo después, en otra célebre “elección”, el pueblo en su mayoría se apuntó por Barrabás. Por los intereses mundano-religiosos este hombre se volvió “más popular” que el propio hijo de Dios, o que el propio Chávez.
Aunque es de los humanos la decisión, todo hace indicar que el Altísimo no es irresponsable como para dejar la historia al garete de los hombres. El profeta Daniel declara que: “Él muda los tiempos y las edades; quita reyes, y pone reyes…” (2:21). Si el ser humano tomara el control absoluto de la historia, quizás ya ni existiría la vida sobre la faz de la Tierra. Sobran los ejemplos de tiranos ebrios de poder y destrucción como el que tenemos.
En Venezuela la situación actual es un infierno. Padecemos los males de un gobierno irresponsable y corrupto, que promete y no cumple. Una Venezuela confrontada día a día con la penuria. En 13 años de gobierno, Hugo Rafael Chávez Frías le ha abierto miles de heridas que durarán mucho tiempo para cicatrizar.
Si las citamos todas se nos agota el papel, pero revise su angustia y verá cómo el libertinaje rompió los grifos de la delincuencia donde metieron sus manos la mayoría de los organismos, sobre todos los de seguridad,  las expropiaciones le han arrugado el corazón a más de una familia, y el cierre de empresas ha dejado a muchos padres sin trabajo.
Destruir, invadir, arrebatar y expropiar se han convertido en las palabras y acciones que escucha la gente. Por esta razón en nuestro país hay una brutal destrucción de empleo.
Los venezolanos, que tenemos un espíritu emprendedor, no aceptamos que nos quiten nuestra propiedad y ataquen a la familia. Eso es lo que nos hace decir que ya basta. Es el momento de explicar la verdad a los venezolanos rindiendo cuentas a la familia.
Es la hora de invocar a Dios y pedirle en franca oración su voto el próximo 7 de octubre, estableciendo la declaración del Profeta Daniel para un cambio de gobierno, acabando con la confrontación y el odio entre los venezolanos. Creemos firmemente que la gracia de Dios ya ingresó al corazón de Henrique Capriles Radonski  para mudar tiempos y edades por el deterioro de la calidad de vida, con un gobierno que se ocupe de los problemas, que no mire hacia afuera, sino que sepa que en cada uno de nosotros está la fuerza para echar adelante a Venezuela.
Mientras la fibra de Capriles crece, la popularidad del actual mandatario cae  con su discurso totalmente desgastado, con sus chistes y canciones destempladas, y el dialecto cada vez más débil.
Trece años oyendo los mismos cuentos del imperio, magnicidios sin haberle lanzado una piedra,  y promesas sin cumplir ya no le llenan el estómago al venezolano. El rabadillazo del 7 de octubre para los chavistas será mayúsculo, así maquillen con dinero las encuestas.
Cuando estemos frente a la urna electoral, recordemos  que, “El Altísimo gobierna el reino de los hombres, y que a quien Él quiere lo da” (Dan. 4: 17).
Dios ama a Venezuela porque el camino nuestro es el de paz, desarrollo y democracia. El amanecer rojo ha dejado de ser una tentación, fue una pesadilla. La luz del día  saldrá ese domingo, y el sol brillará para siempre.
Ha llegado el momento de dejar de mirar, de reaccionar tarde. Ha llegado el momento de actuar, de seguir en la calle luchando por un mundo mejor. Sabemos que podemos. A los chavistas, los escuálidos o majunches ya les damos miedo. No lo pueden ocultar.
Es el momento de alzar definitivamente nuestras manos, y actuar para cambiar un sistema obsoleto, hipócrita, rastrero, y avaricioso.