El pueblo de Santa Rosa es conocido por la mayoría de los venezolanos porque en la iglesia del mismo nombre está la patrona de los larenses, la Divina Pastora, la misma que cada 14 de enero es venerada por miles de fieles.
Sin embargo, la hidrológica regional, al parecer, perdió el camino hacia la pequeña localidad católica, porque todavía no van a reparar el bote de aguas blancas que está diagonal al templo. Los vecinos aseguran que, en reiteradas ocasiones, solicitaron atención y hasta ahora no los asisten.
Numerosos litros de agua se desperdician a diario, contó el vecino Ricardo Álvarez, a propósito del desperfecto que presenta la tubería. Lo delicado del asunto, es que la humedad constante de la superficie hace que la capa asfáltica termine arruinándose.
Un hueco enorme puede verse justo en el tramo donde se acumula el agua. Pero no es todo.
El servicio empieza a fallar en las residencias cecanas al tubo roto. En este sentido, piden celeridad en la atención de las comunidades.
“Hidrolara conoce de la tubería dañada, pero no manda la cuadrilla de reparación. Lo peor del caso, es que en Pueblo Abajo (sector cercano) nunca hay agua, mientras aquí se desperdicia”, dijo el habitante.
Inseguridad
Por otro lado, existe una sensasión de inseguridad que agobia a los vecinos de Santa Rosa, al punto de robarles hasta el sueño durante las noches.
Salir de casa o permanecer en ella, puede resultar igual de peligroso, debido a los frecuentes hechos delictivos que suceden.
El robo de vehículos es uno de los delitos que más se repite en detrimento de la calidad de vida de los vecinos.
Se sienten atemorizados ante tanta delincuencia. En este sentido, solicitan a las autoridades un operativo especial que los favorezca.
Instalar alcabalas en puntos estratégicos, patrullajes en horas nocturnas, más funcionarios policiales en el módulo, entre otras sugerencias, salen de los habitantes que anhelan momentos de tranquilidad.
Frente a las instituciones educativas, en las paradas del transporte público, entre otros lugares de la comunidad, los conurbanos son embestidos por los antisociales que arrebatan todo a su paso.
Desde teléfonos celulares, calzado, carteras, hasta los enseres del hogar, son despojados.
Foto: Elías Rodríguez