En esta época de completas y extensas vacaciones para los escolares, muchos adolescentes sienten el deseo de iniciarse en un gimnasio, en el caso de las niñas para fortalecer su figura, y en los niños para “sacar” músculos.
Sin embargo, en ambos casos deben tomar en cuenta las recomendaciones de expertos, porque el exceso de ejercicio también puede traer trastornos al organismo.
El culto al cuerpo puede llegar a convertirse en una obsesión que oculta un trastorno psicológico, que ahora se ha descrito como vigorexia, una patología que afecta a aquellos adictos a la musculación que nunca se consideran lo suficientemente fornidos, se pesan varias veces al día y hacen del gimnasio su segunda casa.
Las personas vigoréxicas pueden llegar a dedicar al ejercicio físico hasta seis horas al día, lo que les impide cumplir con sus ocupaciones habituales al no interesarse en otra cosa que no sea su cuerpo.
Según el médico especialista en deportes Manuel Núñez, los vigoréxicos suelen ser personas poco maduras, introvertidas, con problemas de integración y seguridad y baja autoestima, que piensan que tienen poco atractivo entre el sexo opuesto debido a su aspecto físico.
“Vivir para el propio cuerpo deteriora seriamente las relaciones humanas. Además, los adolescentes que pasan muchas horas en el gimnasio suelen desarrollar un perfil agresivo que les conduce a demostrar su fuerza física durante los fines de semana participando en peleas”, afirmó.
Indudablemente, todos los especialistas recalcan la importancia de que las personas realicen actividades físicas en las diferentes etapas de su vida, pero alertan que hacerlo de forma desproporcionada generará trastornos en el sueño y de conducta, que pueden llevar a que las personas dejen de realizar sus actividades laborales y familiares por este exceso.
Más hombres que mujeres
Hacer ejercicio y cuidar la alimentación ya no es una preocupación exclusiva de las mujeres, sino una conducta cada vez más extendida entre los varones. La presión de los medios de comunicación ha desempeñado un papel esencial en la extensión de esta patología, debido a que difunden el modelo de hombre fuerte y atlético como prototipo de salud y éxito, lo cual puede causar una obsesión por el culto al cuerpo y una frustración en adolescentes cuya complexión no se adapte a estos cánones.
Datos recientes indican que quienes tienen adicción al ejercicio pueden sufrir afectaciones, como problemas óseos, daños musculares, desgaste de tendones, convulsiones, mareos, dolores de cabeza, taquicardias, aislamiento social, baja autoestima, ansiedad y depresión.
En Estados Unidos, un estudio reveló que de casi 9 millones de hombres que acuden al gimnasio, 900 mil padecen vigorexia (es decir, 10%).
Si en la anorexia 90% de la población afectada son mujeres, en la vigorexia el porcentaje de varones es el mismo, y este trastorno podría tener causas tan variadas como una alteración cerebral en el lóbulo parietal, que es la región en la que los humanos integramos nuestra imagen corporal o bien la presencia de alteraciones emocionales como la depresión o la inseguridad que experimenta el individuo al no poder adaptarse a las modas corporales que la cultura impone.
Una persona con vigorexia es adicto a desarrollar masa muscular, por lo que puede llegar a ingerir más de 4 mil 500 calorías diariamente, cuando lo habitual para el sexo masculino es consumir 2 mil 500 calorías, por lo cual en ocasiones presentan alteraciones metabólicas provocadas por el consumo de esteroides anabolizantes, que producen repentinos cambios corporales y de humor.
Además, el uso de esteroides asociado a las dietas altas en carbohidratos y proteínas, y el ejercicio excesivo que realizan este tipo de personas, afectan el funcionamiento del corazón, lo que a larga puede conducir la muerte por falla cardiaca.
Para algunos expertos, la vigorexia constituye el reverso de la anorexia nerviosa. Dado que los daños que provoca este tipo de dismorfia muscular no son tan visibles como los de la anorexia, esta anomalía no ha sido atendida debidamente, e incluso puede causar la muerte de quienes la padecen.
Envejecer más rápido
Cuando hay un exceso de ejercicio físico se acelera el proceso de envejecimiento, puesto que hay unas sustancias nocivas que se producen al practicar mucho deporte, conocidas como los radicales libres, además de incentivar problemas musculares, obstruyen la recuperación del músculo cuando se le somete a un gran esfuerzo.
Todos los excesos son malos, pero éste en concreto se puede remediar bajando un poco el nivel de esfuerzo y siguiendo una dieta antioxidante.
Las vitaminas A, C y E tienen que estar siempre en tu alimentación, jugos naturales de naranjas, zanahorias y tomates ayudarán a contrarrestar este efecto no deseado.
¿Hacer ejercicio de forma saludable?
La mayoría de expertos en acondicionamiento físico recomiendan que los jóvenes hagan por lo menos 60 minutos de una actividad física de moderada a vigorosa cada día, de hecho, la mayoría de los jóvenes hacen mucho menos ejercicio del recomendado, pero otros -como los atletas- hacen más ejercicio del recomendado.
Los expertos consideran que hacer más ejercicio del que sería saludable es un indicador de comportamiento compulsivo, claro está, sin tomar en cuenta a personas que necesitan hacer más ejercicio del promedio recomendado, como los atletas que se están preparando para una competición importante.
Al contrario, cuando entrenan varias veces sin estar de cara a una competencia deportiva, es un signo de que está haciendo ejercicio de forma compulsiva.
Las personas que son adictas al ejercicio también llegan al extremo de organizar sus vidas completamente en función de la práctica deportiva, por eso, si observa que pone los entrenamientos por delante de las amistades, los deberes y otras responsabilidades, es posible que esté desarrollando una dependencia con respecto al ejercicio.
¿Cómo curarlo?
El abuso de estas sustancias, que permiten aumentar rápidamente la masa muscular y son fáciles de encontrar en algunos gimnasios, pueden ocasionar graves problemas físicos, como un mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, lesiones hepáticas, disfunción eréctil, disminución del tamaño de los testículos y una mayor propensión a padecer cáncer de próstata.
Los expertos precisan que este padecimiento está subdiagnosticado, debido a que la mayoría de las personas que padecen este trastorno sólo acuden a consulta o solicitan la ayuda de un profesional, hasta que su vida se ve afectada.
Para tratar este trastorno, el especialista médico brindará un tratamiento integral farmacológico y terapéutico por medio de psicoterapia y antidepresivos. La terapia funciona para mejorar la confianza y seguridad del paciente, mientras que los medicamentos estabilizan sustancias del cerebro como la serotonina y la dopamina, indispensables en el funcionamiento de las emociones y, de ser necesario, se proporciona ayuda con especialistas de nutrición.
Pedir ayuda
Lo primero que debería hacer un joven si sospecha que puede estar haciendo ejercicio de forma compulsiva es pedir ayuda. Primero hablar con sus padres, su médico, un profesor o el psicólogo de su centro de estudios, entrenador u otro adulto que le proporcione confianza para conversar.
El ejercicio compulsivo, sobre todo cuando se combina con un trastorno de la conducta alimentaria, puede provocar problemas de salud graves y permanentes y en casos extremos hasta la muerte.
También es recomendable, antes de comenzar una rutina de ejercicio ir a una consulta médica para una revisión general, sobre todo cuando se habla de adolescentes, período durante el cual el cuerpo experimenta cambios muy importantes, y sólo un especialista podría determinar si el desarrollo físico-orgánico es normal.
Este punto cobra mayor importancia cuando se le suma un trastorno de la conducta alimentaria.
Las muchachas que hacen demasiado ejercicio y restringen su dieta pueden parar los períodos que tiene y desarrolla osteoporosis. Por ello, para solucionar los problemas físicos asociados al exceso de ejercicio es necesario acudir al médico antes de que esos problemas dejen secuelas permanentes en el cuerpo.
Poco a poco
En Venezuela, las personas no están acostumbradas a la actividad física y existe un alto porcentaje de sedentarismo, por lo que al ejercitarse de manera intensa, les podría ocasionar problemas cardiacos, arritmias e incluso muerte súbita.
El tipo adecuado de ejercicio físico podrá aportar beneficios físicos y mentales, como ayudar a fortalecer el corazón y los músculos y a reducir la grasa corporal, así como a tener menos probabilidades de padecer muchas enfermedades.
Muchos de los jóvenes que hacen deporte tienen la autoestima más alta que sus compañeros más sedentarios, y el ejercicio hasta puede ayudarles a estar menos decaídos debido a la liberación de endorfinas que se asocia la actividad física. Las endorfinas son unas hormonas que alivian el dolor y levantan el ánimo. Estas sustancias químicas se liberan en el cuerpo durante y después de la práctica del ejercicio y desempeñan un papel importante en el control del estrés.
Sin embargo, en el afán de perfeccionar el cuerpo, algunos pueden exagerar el entusiasmo y exigirse más de lo debido.
Por ello, se debe tomar en cuenta que en muchos casos, por ser tan jóvenes, los huesos aún no se han desarrollado del todo, por lo cual podrían sufrir lesiones graves, por ejemplo, lo que en un adulto sería una rotura de ligamento, en un adolescente podría significar una fractura o dislocación de algún hueso.
La clave es siempre contar con la orientación oportuna y personalizada de los especialistas y modificar de manera sana y paulatina ciertos hábitos para mejorar su calidad de vida.
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