Gran Expectativa Sobre Venezuela

Tres semanas fuera del país me pareció mucho tiempo. Imposible dejar de pensar en Venezuela,  sobre todo en momentos tan cruciales para esta nación.Lo que ocurre en nuestra patria nos come el alma. Donde llegaba trataba inmediatamente de  conectarme para saber qué había ocurrido durante las últimas horas.No siempre lograba conectarme y crecía mi interés, por no decir la angustia. Percibí en todas partes, una  gran expectativa sobre Venezuela. Fuera del país mucha gente no se explica cómo llegamos a la situación actual. Chávez es visto como un auténtico autócrata, ambicioso, inescrupuloso, manipulador, capaz de hacer cualquier cosa para mantenerse en el poder, pero también como un presidente ineficiente que ha destruido las oportunidades de crecimiento de una gran nación.
¿Por qué se llegó a tal estado? me preguntaron varias personas. Difícil de entender para quien no conoce la historia reciente de Venezuela. La corrupción, el clientelismo político y  la burocracia ineficiente, entre otras cosas, nos condujeron a este estado de cosas. Pero esos males no solo no se han acabado con Chávez, sino que se han exacerbado infinitamente. Aunque en el exterior, la visión de Venezuela que caracterizó los últimos años, fue la de una nación próspera, de presidente civiles, de gobiernos democráticos estables y alternativos, ahora se ve como  una nación con un gobierno extravagante, forajido, grotesco, corrupto, alineado con lo más  peligroso del planeta y cada vez más alejado de los principios democráticos. Eso preocupa, porque algo parecido a lo vivido en Iraq, Siria, Egipto y Libia, no sería bueno que se viviera en una república como Venezuela, situada en el epicentro del mundo occidental y con una importante riqueza en sus entrañas.
Por eso existe una gran expectativa sobre Venezuela. Hay una esperanza de cambio de gobierno para este venidero 07 de Octubre. La continuación de Chávez en el poder sería una catástrofe no solo para Venezuela, sino para toda la región y aún más allá. En España se piensa con gran expectativa en Venezuela, muchos españoles, por ejemplo,  tienen intereses importantes en el país. Lo mismo ocurre con  portugueses e italianos. Una profundización de las persecuciones contra los bienes  pertenecientes a descendientes de esas nacionalidades, tendría un efecto muy grave en las relaciones con esos países. En el mundo civilizado se aboga por el fin de esta tragedia chavista.
En Lisboa, camino a Fátima, nos encontramos con monseñor Baltazar Porras. No lo conocía personalmente, pero al verlo me acerqué a saludarlo y manifestarle mi agradecimiento y admiración por su lucha incansable por la democracia y la libertad en Venezuela. “Voy a Fátima a cumplir una promesa porque he estado enfermo y fui intervenido quirúrgicamente”, me dijo, pero “voy también a pedir por Venezuela”. Que la Virgen de Fátima,cuyas peticiones de sacrificios y oraciones para invocar  el fin del comunismo tuvieron tanto efecto, nos ayude en esta hora difícil. Por supuesto que yo también pedí, en la impresionante explanada de Fátima, y ante la tumba de los tres pastorcitos, por mi querida Venezuela. Luego en Roma, antes de la audiencia pública con el PapaBenedicto XVI, en el Aula Pablo VI, tuve oportunidad de ver y hablar unos minutos con el médico y periodista Joaquín Navarro Valls, jefe de prensa del Vaticano durante el pontificado de Juan Pablo II. Me comentó que quería mucho a Venezuela.“Estuve allí en las dos oportunidades que Juan Pablo II la visitó, dejé muchos amigos y rezo por esa tierra tan querida todos los días, para que supere las dificultades que hoy vive y espero visitarla pronto”, me dijo.
Gracias a Dios, a mi regreso encuentro a un Capriles crecido y creciendo, más decidido, dándose por entero a su campaña, con una gran seguridad pero a la vez con gran serenidad. Está haciendo propuestas importantes y de gran interés para la nación. Sin insultar a nadie. Impecable, por ejemplo, su mensaje a las FAN. Está marcando la pauta de la campaña. No me cabe duda, “algo bueno está pasando”. Mientras tanto, vemos a un Chávez a la defensiva, repetitivo, nervioso, insultante, con las mismas sandeces de siempre. Se terminó el tiempo de Chávez. Todo pasa en esta vida.