Con un sinigual virtuosismo, una decena de flautistas ejecutó de forma impecable el concierto Unidad venezolana a través de la música que lideró la flautista barquisimetana Ruth Pereira, integrante de la Academia Latinoamericana de Flautas y estudiante desde hace dos años de la Escuela Normal de Música de París. Cada vez que Pereira tiene oportunidad de visitar el país, organiza actividades musicales con el objetivo de realzar la música venezolana y promover el interés hacia la música moderna y contemporánea. Primero fue un festival de flautas en Carora. Ayer, fue la Sala Alternativa de la Fundación Juan Carmona el escenario elegido por los músicos que de todas partes de Venezuela se encontraron en un mismo lugar para deleitar al público que asistió masivamente a EL IMPULSO.
Como es costumbre, las palabras de bienvenida estuvieron a cargo de la arquitecta Alicia Feaugas de Carmona, directora de la institución que apoya el arte en todas sus expresiones. “Es un honor para la Fundación presentar a este grupo de extraordinarios flautistas que vienen a la sala de varias regiones del país”. Luego, Feaugas de Carmona invitó al público a aplaudir a los niños en su día.
Placer abstracto
Ruth Pereira, de 20 años de edad, abrió la serie de presentaciones con un breve discurso que hablaba sobre el placer abstracto que produce la música. “No es nuevo decir que la música causa un placer abstracto, alborota emociones, causando tristeza, felicidad y locura. Mediante este recital queremos hacerle recordar lo sabrosa que es nuestra música tradicional venezolana, pero también queremos despertar el interés por la música moderna y contemporánea, presentando obras no sólo de compositores internacionales, sino también venezolanos”.
María Mendoza, de Táchira, comenzó el concierto con la obra Canto XIII para piccolo de Samuel Adler. Luego ejecutó la pieza El diablo suelto. La acompañaron Wismer Jiménez y Gerardo Crespo en la percusión. Oscar Adjunta continuó el periplo musical con El balletista ciego, de Luis Crespo. Seguidamente, Crespo compositor venezolano, ejecutó junto a Adjunta la obra El círculo cinético 3. La presentación siguió con Adjunta, Aníbal Arena en el cuatro y Gerardo Crespo en la percusión. El trío estremeció el recinto con una danza venezolana.
Con piezas de su autoría se presentó el flautista Rafael Hidalgo. Lo acompañaron Santiago Díaz, en el bajo y su hermano gemelo Javier León Hidalgo, en el cuatro. Este grupo de amigos interpretó El brincón y Mi negrita.
La flautista Ixchel Rivas, quien estudia licenciatura en Música en la UCLA, estrenó la pieza 3Haiku de Elvis Suárez. Al culminar, ejecutó el valse Natalia, de Antonio Lauro.
La historia de amor entre Orfeo y Eurídice fue ejecutada magistralmente por Néstor Álvarez, quien es alumno del multi-instrumentista Pedro Eustache.
El Solo de pajarillo, de Omar Acosta, se hizo sentir en la flauta de Manuel Jiménez, natural de Maracay.
La nota contemporánea la marcó el flautista Luis Medina, estudiante de Ingeniería en Computación en la UCLA, quien ejecutó la pieza Density 21.5, del francés Edgar Varese.
Ruth Pereira protagonizó el fin del recital con las obras Syrinx, de Claude Debussy; e Image, de Eugene Bozza.
Cerraron este capítulo musical los flautistas Javier Torres con los temas Scrivo in vento, de Elliot Carter; y Sr. Jou, de Pablo Camacaro y Ana Paola Rincones con Plumismo, de Adina Izarra.
El festín comprendió un viaje sonoro desde un joropo bien zapateao hasta la disonancia creativa del arte moderno y contemporáneo, como señaló Ruth Pereira.
El recital le permitió a los presentes disfrutar de la música tradicional venezolana y comprender la música moderna y contemporánea, aplaudir el trabajo de compositores venezolanos y promover la unión de Venezuela a través de la música.
Fotos: Billy Castro