José Guerra es economista egresado de la Universidad Central de Venezuela con diferentes especializaciones en el extranjero. Visitó las instalaciones del diario EL IMPULSO para repasar la actualidad económica del país, con los representantes del medio.
“Nuestra economía está creciendo en dos sectores, el de la construcción y las telecomunicaciones”, indicó Guerra, “sin embargo, áreas como la petrolera, manufactura y la agrícola están estancadas”, continuó.
Quien trabajó en el Banco Central de Venezuela como gerente de Investigaciones Económicas, reveló que el primer trimestre del año en curso, la producción de alimentos en el país ha bajado en 8%, mientras que la agricultura cumplió su octavo trimestre consecutivo en descenso. “Esto ha supuesto la importación de comida para satisfacer las necesidades”, expresó.
Aunado a esto, en Venezuela “existe un problema inflacionario” severo, que a juicio del economista se ha controlado en los últimos meses por un control de precio que da la sensación de mejora, sin que ello redunde en la realidad del caso. “La inflación del país es de 22%, casi el cuádruple del promedio de América Latina que se encuentra en 6%”, explicó Guerra. “La inflación de nuestros principales socios comerciales es de 4 y 5 por ciento, lo que nos coloca en clara desventaja”.
Según el Premio Nacional de Economía, el costo para controlar la tasa de inflación a través de una ley “es muy alto, esta medida provoca el desabastecimiento de los productos”, refiriendo a que la medida obliga a los empresarios a mantener sus precios bajos sin tomar en cuenta el problema real de la inflación, lo que trae como consecuencias el cierre de sus negocios.
“Según números del Banco Central de Venezuela, el 18% de los bienes que se buscan en el mercado, no se consiguen; es decir, de cada 100 productos, 18 ya no existen”, explicó Guerra.
Para el especialista en la materia, la situación explicada provoca la importación de los productos desde el exterior, para suplir los puestos en los comercios y mercados, “la producción nacional cae y la importación aumenta”, indicó.
La liquidezy las importaciones
Para Guerra, la liquidez actual del país, así como el aumento del gasto público, incrementa la demanda por parte de los compradores, pero el desabastecimiento que hay en los comercios obliga a la importación de los productos. “Una posible entrada al Mercosur, por parte de Venezuela, vendría a llenar los anaqueles y acabar definitivamente con la producción nacional”, explicó.
El problema de la importación, indica Guerra, “es que se producen bienes y empleo en el exterior”, mientras que en el país se acaba con los puestos de trabajos.
“El Gobierno nacional compra productos de consumo en el exterior y los vende a precios subsidiados, con los que no pueden competir los empresarios venezolanos”, dijo el economista, refiriéndose al proceso mediante el cual, los programas sociales como Mercal, compran rubros tipo arroz, leche, mantequilla, entre otros, en el exterior, y los venden a precios subsidiados en sus tiendas. Los precios son muy bajos en comparación a los que tienen que colocar los productores nacionales, quienes no cuentan con subsidios ni tasa preferenciales o supresión de impuestos. “Chávez está subsidiando el consumo, y acabando con la producción nacional”.
Falta de producción estimula economía informal
José Guerra, en su análisis de la situación actual del país, indicó que la caída en la producción nacional traerá como consecuencia el alza de la tasa de desempleo y el crecimiento en los números de trabajo en “condiciones de precariedad”. Llamado así, al trabajo que confiere unas condiciones donde no están garantizadas los derechos de un trabajador que, por años, se han luchado en el seno laboral.
“El venezolano que trabaja en una empresa consolidada, con sus bonos de salud, de alimentación, con prestaciones, vacaciones y demás beneficios, perderá su empleo por el cierre de la compañía y deberá trabajar en el sector informal”, explicó Guerra, quien indicó que la tasa de desempleo en Venezuela está en 7,8% (un millón cien mil personas). Las cifras de los trabajadores informales que hacen vida en el país, asciende a 5 millones 500 mil personas, lo que redondea un total de 6 millones 700 mil personas en condiciones de “precariedad laboral”. “Bajo este escenario, pensar en el levantamiento de la economía nacional y de la producción del país es muy difícil, es una economía que carece de cualquier armonía”, sentenció el economista.
Fotos: Billy Castro