Hace unos días visite Pertigalete, este poblado está situado a las afueras de Puerto La Cruz. Este pueblo es conocido por la planta de cemento y puerto marítimo de embarque de donde se provee cemento.
Me cuentan que ese campamento tuvo su época dorada hace años. Esta planta perteneció a un grupo venezolano y luego adquirido por el grupo mexicano. Esta planta era un ejemplo de productividad regional, producía a máxima capacidad y hasta se exportaban grandes cantidades de cemento a países vecinos.
Pudiéramos decir que los problemas empezaron cuando un gobierno anti-iniciativa privada llega al poder. Luego, aparecen los socialistas moderados que consideran que el precio de un producto “estratégico”, en este caso el cemento para la construcción, debe estar regulado. Ellos consideraban que regulando el precio del producto ayudaban reducir la inflación y el producto se haría accesible a todo el pueblo. Y es que todo el mundo quiere tener su casita de cemento.
Quizás en el corto plazo lograrían que la medida populista hiciera su efecto, y es que a fin de cuentas el que más consume cemento es el gobierno y es el privado el que absorbe las pérdidas. Ante esta situación los gerentes normalmente optan por aumentar sus exportaciones a un mercado donde le den el justo valor a su producto y se destina menos al mercado interno.
En el mediano plazo aparecen los sindicalistas diciendo que los privados no quieren poner la planta a producir más, ni quieren hacer las inversiones necesarias para aumentar la capacidad. Es lógico, los privados no van a meter más dinero ya que sus inversiones las hicieron hace años y están más bien esperando ver los resultados a las inversiones que hicieron en el pasado.
Pasan los años y el precio sigue regulado y empieza realmente a escasear el producto en el mercado. El gobierno no puede terminar sus grandes obras por falta de este preciado material, la culpa es del privado siempre.
Para el privado se le hace muy costoso seguir produciendo ya que tiene retrasos en la entrega de dólares por la importación de piezas para la planta y otras materias primas para la producción. También falta de gas natural para mantener los hornos encendidos ya que Pdvsa no está enviando suficiente gas, pero Pdvsa no lo hace porque también expropió a sus empresas de servicio… otra historia.
Además de eso la inflación se come sus ganancias del privado y cada vez producir le cuesta más teniendo el precio de su producto final congelado.
El gobierno ante esa situación piensa en la mala fe del privado sin entender muy bien la razón principal del problema. El Estado decide que el privado no puede exportar y además el Estado empieza importar cemento (u otro producto) para evitar desabastecimiento. La situación se hace insostenible, los privados tratan de negociar con el Estado para que levante tantas barreras. Resultado: El privado quiere salir del negocio e irse a otro sitio menos hostil donde haya mayor libertad económica.
El Gobierno feliz de hacerle la vida imposible a quienes están en su contra, porque al final la revolución es una lucha de clases y de odio contra el burgués, declara la expropiación de la cementera y entonces ahora sí habrá cemento para el pueblo.
No habrá más aumentos y el personal cambia su uniforme por el rojo y las decisiones gerenciales se convierten en decisiones ideológicas, total si la empresa da pérdida cumple su función social ya que en la medida en que daba ganancias, en esa misma medida explotaba al trabajador.
Todos conocemos lo que vino después, no se consigue cemento. El precio regulado es 25 y se vende en 60 o más, dependiendo de tu apuro en tenerlo y que cuando se regulan los precios aparecen los mercados negros, fuentes de corrupción. Empiezan a nacer las mafias de quienes controlan las asignaciones de Cemento, aparecen los “Reyes del Cemento”, posiblemente algún antiguo chofer de gandolas que conoce muy bien la estructura de pecado como Juan Pablo II llamaba a este tipo de situaciones.
Un problema resuelto bajo la óptica socialista termina de esa manera, expropiando y metiendo preso a quienes vendan Cemento fuera de regulación. Bajo una óptica de mercado, existiría aun la empresa privada además de otras empresas dando la opción al ciudadano de elegir entre muchos marca de cemento elegir, que al final es más libertad para la sociedad.