El tratamiento de la espasticidad es cada vez más seguro

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“Tener una madre diabética, hipertensa, con sangramiento en los primeros meses del embarazo y convulsiones puede provocar lesiones en el cerebro del bebé, que le condicionan al desarrollo de Parálisis Cerebral Infantil (PCI)”.
Así lo explica la doctora Diva Pulido, docente del postgrado de Medicina Física y Rehabilitación de la Universidad Central de Venezuela.
Insiste en que estos daños en el sistema nervioso se pueden originar durante el embarazo, al momento del parto o luego del nacimiento del bebé y son capaces de producir trastornos motores, psíquicos, conductuales, auditivos, ópticos o de lenguaje.
La especialista, quien también trabaja en la Unidad de Rehabilitación del Instituto Clínico La Florida, añade que la PCI es una lesión que se produce en niños menores de cuatro años, cuyo cerebro aún no está maduro.
“Algunas causas prenatales para el desarrollo de PCI pueden ser patologías maternas y enfermedades autoinmunes. Mientras las perinatales, que se producen con mayor incidencia, son la prematuridad, bajo peso y broncoaspiración. Las causas postnatales se refieren a traumatismos craneales, accidentes vasculares y epilepsias”.
En Venezuela, no hay datos precisos que arrojen la incidencia de esta enfermedad, pero “por cada mil niños nacidos, dos tienen PCI, aproximadamente”, puntualizó Pulido, quien también resalta los aportes de los avances de la ciencia que permiten mejorar el tratamiento y condiciones de vida de los niños con esta patología.
El trastorno más frecuente en los niños con PCI es la espasticidad, con una incidencia del 80% del total de los casos.
“La lesión de la corteza cerebral produce un aumento del tono muscular, por lo que los músculos se tienden a endurecer. La madre nota esta rigidez en las extremidades de su hijo cuando se le dificulta sentarlo o doblar sus brazos y piernas”, explicó.
“El tratamiento para la espasticidad va de la mano con la fisioterapia, la cual busca desarrollar ejercicios para que el niño no tenga atrofia muscular y de la terapia ocupacional para optimizar las actividades que el niño sí puede hacer. Si con estas dos técnicas no se logra el control del paciente, entonces se debe tratar la espasticidad con toxina Onobatulinum A, método utilizado en el país desde hace 18 años”.
El tratamiento consiste en inyectar directamente en los músculos involucrados toxina Onabotulinum A para lograr un relajamiento de la musculatura tratada, reducir la rigidez y permitir la distensión de las articulaciones.
Para este tratamiento “se considera cualquier edad, pero principalmente se toma en cuenta el peso del paciente, ya que una vez que el niño tenga seis kilos se puede aplicar una dosis exacta de toxina Onobatulinum A, de acuerdo a su peso para evitar complicaciones”.
Esta toxina se encuentra disponible gratuitamente para los pacientes que lo requieran en los servicios de Rehabilitación y Fisiatría del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS).
Foto: Archivo

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