El histórico y cívico debate

El primero de los corrientes, en fecha memorable, se dio comienzo al lapso electoral,  para inscribir las candidaturas de aspirantes a la Presidencia de la República, que participarán en la jornada comicial venidera. Dos opciones descuellan en este debate cívico pleno de fervor colectivo y como se espera, la votación será un torneo caballeroso, donde estarán excluidos los expedientes de la violencia. La candidatura oficial del Comandante Hugo Chávez Frías, que usa y abusa de los recursos del poder, busca con ahínco, repetir el ejercicio presidencial, que desempeña desde hace trece años, ininterrumpidamente, la candidatura de la oposición democrática, representada por Henrique Capriles Randoski, es primicia de este proceso electoral y ostenta, al decir popular, plenas posibilidades de alcanzar la victoria.
Los candidatos, dando una demostración de divergentes ideales y hondas aspiraciones, procedieron, conforme a determinaciones personales, a lanzar sus candidaturas, mensaje elocuente dirigido al porvenir, desde distintos sitios, en señal de preferencias y de especiales selecciones, que guardan un simbolismo singular para la campaña comicial. Escogió el Centro Chávez, más poblado, de más crecimiento económico y ámbito más propicio al desarrollo integral y coherente. Capriles se vinculó mas a la Zona de la Guayana y de la Guajira más desértica, de las etnias indígenas y la descuidada red de nuestro perímetro fronterizo, que requiere ser cruzado por el progreso, el desarrollo planificado y la economía autóctona. Con la visión galleguiana de lo que posa y mora, sobre la misma tierra. En ambas identidades aparece el hombre, el problema de la gente, en identidad social y humana.
Este proceso electoral es la clave del futuro venezolano y la progresión social y humana de lo que encierra, en sí, el problema de nuestra gente. La Venezuela actual nos plantea, como requerimiento indispensable, una profunda transformación, que como modelo fundamental, representa la reconstrucción moral de la República y hacia esa meta suprema, deben dirigirse nuestros mancomunados esfuerzos de ahora en adelante.
En este largo y desastroso periodo de administración, se contabilizan más de trece años y su ineficacia y atropello a la constitucionalidad democrática se aprecia por todas partes: la República se mantiene en situación de naufragio, sustituido el Estado de Derecho, reprimida la prensa, que es la única voz legal de los pueblos para emitir sus quejas. Resquebrajada la descentralización y no cuenta para el avance democrático la autonomía provincial, los Derechos Humanos no son el patrimonio político de los ciudadanos, la inseguridad, campea a sus anchas, se es complaciente con la corrupción y no se sanciona con el rigor de ley, a quienes meten sus manos en las alcancías de la República
Afortunadamente , las fuerzas democráticas unidas, que tienen vida legal e el país, si han entendido su responsabilidad y por unas elecciones primaras, límpidas y de abrumadora participación de más de tres millones de electores, eligieron un candidato de unidad democrática, Henrique Capriles Randoski, quien participa en esta justa presidencial, con el objetivo esencial del rescate de la soberanía y la transferencia al pueblo de sus derechos y libertades públicas, usurpadas por el régimen militar empotrado en el poder.
Agradecimiento y ufanía a la MUD, por sus inagotables esfuerzos de lograr esta alianza invencible, instrumento unitario y democrático, por el diáfano y metódico ordenamiento de este histórico compromiso por la Unidad Nacional y por los verticales lineamientos de un Programa de Gobierno Unitario, con lo cual el Gobierno Constitucional que adviene el 7 de octubre del año del 2012, tiene la factibilidad de disponer de los elementos indispensables y el régimen unitario y democrático, al servicio de la paz, la justicia y la libertad de todos los venezolanos.
La unión es concepto básico en la doctrina bolivariana, que siempre la plasma por su enunciado ético y axiológico. Entre los grandes juicios de su pensamiento sobresale esta afirmativa idea: “La unión es la que nos falta para completar la obra de nuestra regeneración”, que encarna en estupenda síntesis, una de las concepciones principales de ética y de empatía bolivariana.