El zurdo Luis Avilán cumplió su primera meta, fue llamado al equipo grande de los Bravos de Atlanta en el béisbol de Grandes Ligas en Estados Unidos y ahora espera hacer su debut, pero sabe que debe ganarse la confianza del mánager Fredi González de la misma manera que lo hizo con Cardenales de Lara en Venezuela.
El caraqueño de 21 años fue llamado desde el equipo doble A (Mississippi) de ligas menores hasta las Mayores para suplir la lesión de Jonny Venters en un momento de la campaña donde solamente había recibido un hit en sus último 5 episodios lanzados.
“Estoy aquí en Atlanta disfrutando de los días libres del Juego de Estrellas, estoy conociendo la ciudad”, declaró vía telefónica Avilán quien tiene al utility Martín Prado como su padrino, inclusive se queda en estos momentos en su apartamento.
A pocos días de cumplir 22 años (19 de julio), su mamá Aliutka afirma que este es su regalo de cumpleaños por adelantado. “Yo siempre le di estos tres consejos, primero lo importante es cuidar su salud, y mantenerse como hasta ahora y siempre ser él mismo, no perder la humildad”, dijo su mamá a quien recibió en su residencia a quien escribe esta nota.
Luis es el menor de cuatro hermanos, en su casa lo llaman “El bebé” a pesar de 1.90 metros de estatura. “Él siempre soñó con esto (jugar en las Grandes Ligas). Estoy muy orgullosa de todos mis hijos. Su papá (Manuel) trabaja fuera de la ciudad y viene los fines de semana”, destacó la señora Aliutka.
Su progenitora contó que recibió la noticia el jueves pasado como a las 11 de la noche. “Él usará el número 43 en su uniforme… lloramos mucho por esta noticia que tanto nos alegra”, declaró muy emocionada.
Mucho llanto
Avilán recordó que estuvo como media hora llorando por la noticia que le dio el estratega de ligas menores Mike Álvarez. “Me dijeron el martes (5 de julio) que iba a triple A el jueves. Lancé por última vez el domingo (3 de julio), me fue súper bien después de permitir un hit en cinco innings, pero me dijeron que ya estaba bueno”, recordó.
El jueves 7 tuvo otra reunión con el estratega Mike Álvarez quien le rompió el boleto de avión que lo llevaría hasta el equipo triple A (Gwinnett), un viaje con recorrido hasta Atlanta, situación que no le gustó al criollo y en ese instante. “Le dije a Mike que eso no estaba bien porque me tenía que ir y me dijo que iría solamente hasta Atlanta porque iba a la serie contra los Cachorros de Chicago”, afirma. “Yo pensé que iba con mi equipo triple A a enfrentar al equipo de los Cachorros pero me volvió a decir –Luisito te vas a Atlanta para jugar contra los Cachorros pero en Grandes Ligas- y fue cuando me quedé sin habla y me puse a llorar”, afirmó.
Avilán junto al conocido Mike Álvarez estuvieron en la oficina durante media hora más hasta que ambos pararon de llorar y al siguiente día el caraqueño partió a Atlanta, fue recibido en el aeropuerto por Martín Prado, mientras que en el club house lo esperaba el coach Eduardo Pérez y sus compañeros de equipo en ligas menores que están arriba.
Después de comprar los trajes que deben lucir como jugadores de las Mayores, el estratega Fredi González lo felicitó por estar allí. “Esta es tu oportunidad y la recompensa de todo el trabajo en las menores”, le comunicó el cubano.
Los Bravos tendrán dos series corridas contra los Mets de Nueva York y Gigantes de San Francisco en el Turner Field. “No me han dicho nada, soy un novato y tengo que ganarme la confianza poco a poco. Espero debutar pero no sé cuándo porque nuestros lanzadores abridores lanzaron hasta el séptimo innings contra Chicago el fin de semana pasado y para los episodios ocho y nueve están los lanzadores designados como Eric O´Flaherty y el cerrador Craig Kimbrel. No van a llamar a Luis Avilán con partidos cerrados, tengo que ganarme la confianza como con Cardenales”, apuntó el siniestro quien ocupará la función del lesionado Jonny Venters.
Superada la lesión en un músculo cerca del tríceps izquierdo (tendonitis) que lo aquejó a comienzos de año, que lo mantuvo un mes fuera, pero que después llegó con mayor velocidad, fue sincero: “Yo sabía que podía subir pero no tan pronto”.
Foto: Luis Salazar/Archivo