Todos somos adictos, en mayor o menor grado, de una forma o de otra. Todo lo que necesitamos en mayor cantidad de lo que podemos reconocer es adictivo porque nadie reconoce su adicción.
Toda emoción que somos capaces de experimentar como: la alegría o la tristeza, la tranquilidad o la desesperación, la ira o el pánico, incluso la ansiedad, la excitación y la paz son producidas por la acción y mediación de unas sustancias que actúan en las terminaciones nerviosas que conocemos como Neurotransmisores. Las células del sistemas nervioso se comunican entre si mediante los neurotransmisores.
Los más importantes son: Las enforfinas y encefalinas que reducen el dolor, liberan opiáceos límbicos activando la ruta del placer y regulan la temperatura, la sed y el apetito. La serotonina llamada la hormona del humor, relacionado con el sueño saludable, el estado de ánimo y el buen humor. La DOPAMINA es la encargada de producir placer y euforia, también está relacionada en el aprendizaje y la memoria. La norepinefrina agudiza el pensar con claridad, el estado de alerta y produce exitación. El GABA reduce la ansiedad e induce la relajación, la analgesia y el sueño.
Impide el exceso de adrenalina y otros productos tóxicos, es anticonvulsionante y antiespasmódico. Junto a la glutamina mejora el rendimiento mental disminuido. El Ac. glutamico (ppal. NT. Excitador) relacionado con la memoria y el aprendizaje, mejora el letargo y la fatiga mental.
Las actividades que realizamos, los alimentos que consumimos y las drogas que utilizamos tienen el poder de afectarnos porque modulan, liberando o inhibiendo la acción de algunos de estos neurotransmisores. Lo sorprendente es el que podemos aseverar con certeza que los mecanismos involucrados en la adicción a la heroína, a la cocaína, al alcohol, al éxtasis o a las anfetaminas, son los mismos involucrados en la adicción al cigarrillo, a la comida, a los carbohidratos, al chocolate, y en las conductas de estimulación como el sexo, los deportes extremos, el ejercicio o el juego. Esto significa que cuando experimentamos una sensación intensa de placer, una excitación euforizante, o la anestesia que nos permite ignorar u olvidar algún dolor físico o moral, se ponen en movimiento mecanismos que nos invitan a repetir la experiencia.
Las drogas tienen una estructura química similar a ciertos neurotransmisores y esto les permite engañar al cerebro, que no distingue entre la sustancia natural y la extraña. Los efectos de cada sustancia son diferentes, la cocaína es un poderoso estimulante que acelera considerablemente el ritmo cardíaco, mientras que la heroína actúa como sedante. Tanto la cocaína como el tabaco, el alcohol, la marihuana, la heroína, los barbitúricos, los inhalantes tienen un sistema de receptores exclusivos que le es propio a cada uno, pero poseenmecanismo de acción común, conocido “la ruta del placer”, el cual que tiene un solo neurotransmisor que es la dopamina. Es así, que todas las drogas, sustancias y actividades que provocan adicción estimulan este circuito de recompensa cerebral y producen placer. Todas las experiencias que el ser humano encuentra placenteras (ya sea escuchar música, comer un chocolate, abrazar a un ser querido) se deben al aumento, a una especie de “explosión” de la dopamina en la zona conocida como el núcleo accumbens.
Cada vez que repetimos la misma conducta, las neuronas liberan los neurotransmisores y se activan los circuitos que nos hacen sentir bien. Se produce un refuerzo del sistema de recompensa que impulsa al consumidor a repetir la acción una y otra vez. La diferencia entre una conducta reforzadora y una adictiva radica no en el qué sino en el cómo, es decir, no es lo que se hace sino como se hace. O sea, que la misma conducta puede ser saludable o patológica. Consideramos que una conducta es adictiva cuando se realiza desde la inconsciencia, la compulsividad y la obsesión, con una frecuencia creciente por que se produce tolerancia y, que se presenta el síndrome de abstinencia cuando se deja de realizar.
Los adictos tienen una predisposición genética a tener niveles bajos de neurotransmisores por lo que presentan una mayor tendencia a experimentar: ansiedad, depresión, rabia, agresividad, desestimulación y apatía. La comida, sobre todo el azúcar y los carbohidratos refinados, las conductas como- ejercicios, el juego, el sexo y el trabajo causan cambios químicos en el centro de sentir que llevan a la adicción clásica. Ya bien que el adicto esté usando substancias químicas, comida o conductas para conseguir ponerse «subido» el tratamiento es básicamente el mismo para todos, con algunas excepciones/ modificaciones. Quizás es más fácil pensar en dejar completamente el alcohol, el Valium, o la cocaína que en controlar la comida y el cigarrillo, el trabajo o el sexo. Porque los productos refinados y las golosinas, los que contienen cafeína y la nicotina, constituyen una fuente legal (en su comercialización), barata, diaria y asequible en todo momento y en todo lugar para modificar de forma artificial pero rápida nuestro estado de ánimo. Esto determina que las personas caigan con tanta facilidad en su consumo adictivo en distintas circunstancias (de trabajo, estudio, frente a la ansiedad, etc.).