Despertares
Acabo de leer un escrito titulado: “Primero muerto que cursi” por el que debo felicitar al autor, aunque, debo puntualizar algunos conceptos con los que no estoy de acuerdo porque pueden ser mal interpretados, si no se explican un poco más.
Para comenzar, lo que él llama “ser cursi” yo lo llamo “ser cariñoso”. Por tanto, no tiene nada que ver con el color rosa, desprestigiado sobre todo entre el público masculino. Ahora parece que no, porque se ven camisas rosadas muy bien combinadas con el traje y la corbata.
Luego afirma que para esas personas que consideran cursi los cumplidos: “sentir alegría es bueno, expresar afecto está más o menos y revelar ternura es casi un pecado”. Se dá por supuesto que los cumplidos, por el hecho de serlo, son hipócritas; es decir, falsos y engañosos.
Expresar cariño a una persona, a una nación, a un personaje, no solo no es malo, sino que puede ser muy bueno, si es recto y sincero. Por lo tanto, no es ni un déficit de inteligencia, ni una sensibilidad melosa y ramplona –no es sentimentalismo- como algunos piensan.
Un “te quiero”, “te recuerdo”, “me alegra saludarte”, “gracias por tu llamada” “¡que rato más agradable!” etc. no son cursilerías, sino todo lo contrario, pueden ser hasta deberes de justicia, porque todos necesitamos –no somos de cartón piedra-, ser acogidos y queridos. Si todos fuéramos “cursis” el mundo sería distinto. Y no es lo mismo que ser “empalagosos”. Creo que nos entendemos.
A un amigo que estuvo viviendo en un país lejano –no diré cual- le asombró la tecnología y la seriedad con que trabajaban. Pero le desilusionó el carácter de la gente. Era un trato limítrofe con la indiferencia. Pensaba que las causas eran las bajas temperaturas que “sufrían”. Llegó a la conclusión de que era un problema de temperamento, de hospitalidad, de cariño. ¡Me hace falta mi Venezuela! Y aquí está. ¡Ojala que sea verdad, lo que añoraba mi amigo!
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