Ráfagas: Promotores de muerte

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El presidente, sustrayéndose de sus presuntos quebrantos encadena a los medios de comunicación para dar una noticia que a su parecer le llena de orgullo y altamente le complace: que nuestro país inició la producción de fusiles, granadas, municiones, etc. Es decir, que de proveedores de petróleo, pasaremos a ser promotores y proveedores de muerte. Cosa curiosa, ésta última y fea palabra fue eliminada del lema revolucionario bolivariano, se cree que por la insistente fijación que con el presidente tuvo o tiene, esa figura cadavérica y guadañoza que tantos hogares enluta diariamente y a quien pocos, le gusta invocar, salvo que sea como lanzada consigna en aras de generar miedo y terror con inconfesables fines políticos. Por ello, ahora usted amigo lector sólo oye y ve como consigna revolucionaria bolivariana la de: «patria, socialismo, venceremos». Y la muerte? Vade retro. No nombrar nunca la soga en la caza del ahorcado, dice un consabido refrán.
Constituyen una verdad de perogrullo, las palabras del padre Búlmez, cuando expresa que las armas son para matar. Tal obviedad se ve más reforzada y es más impactante y convincente por venir de persona creyente y de comprobada buena fe, en la consideración de los valores intrínsecos que determinan la condición humana. Entonces uno se pregunta, por qué el presidente o su partido hablan de amor, y recientemente de «amor mayor» y recurren a un corazón como símbolo electorero. El sitio más certero para causar la muerte, es el corazón y para ello nada más apropiado que los veinticinco mil  fusiles que anualmente el presidente aspira que Cavim produzca, y los setenta millones de cartuchos -léanse balas- para sesgar vidas. Entonces, donde está el amor?
No le bastan al gobierno las filas de muertos que a diario colman las morgues del país. Por qué proseguir con ese culto a la muerte. Incomprensible contradicción. Pudiera argumentarse como justificación: Son para exportar, luego, no serán nuestros los muertos -presunción ésta que admite prueba en contrario-. Pero son para disipar vida, existencia, humanidad, o para aterrorizar pueblos y silenciar voces. O quizás son, para defendernos del imperio. De cual? Del ruso, del chino, de los Castro, de quien? Falacia, esto no se lo cree ni condorito, ni Joey el ingenuo personaje de la serie televisiva Friends.
Nuestro principal problema actualmente -dolor en carne viva y en razonable mente- lo constituye la inseguridad. Esta va de la mano de la muerte, quien oculta un arma en su ropaje y utiliza la violencia como método. Nunca desde que yo tengo uso de razón, las páginas de los diarios patrios estuvieron tan rojas de sangre como ahora. No es un problema exclusivo nuestro, como país; es cierto, pero ello no es justificación, pues tenemos recursos tanto económicos como humanos, para combatir ese culto a la muerte, ese menosprecio por la vida. Por supuesto que no es produciendo armas y  municiones que lo lograremos. Por que no producir, me pregunto, alimentos que generan vida, o libros y computadoras que trasmiten cultura y conocimiento, o lo que fuere, pero con loable  propósito. Pero jamás, jamás de los jamases, «muerte». Ella es, la negación de la vida y la más grande ofensa al todopoderoso, al hacedor del mundo, a Dios.
Quiero expresar en verso esta angustia, esta preocupación mía, esta opinión sobre esa pérfida figura que diariamente ocupa la primera página de nuestros diarios , precisamente roja, dejando atrás un rastro de púrpura sangrienta casi siempre joven, una mueca de dolor en los rostros maternos, y un llanto eterno. Todo ello, consecuencia de un discurso violento, y una inhumana política de estado, signada por la división y el enfrentamiento de los venezolanos: /Escondida, solapada/ la muerte insidiosa acecha/ como buscando una brecha para acabar con la vida./ Tiene aspecto de metralla/de pasamontaña negro/de resentimiento y odio/de sicario y guerrillero./Mil caras tiene la muerte/de roja sangre teñidas/con un rictus de maldad/que menosprecia la vida./Tiene un habitat frecuente/en la cárcel, en el barrio/y sospechosos pretextos:/cobro de cuentas/enfrentamiento, venganza/y así,  donde quiera está/como una insidiosa lanza/protegida por las sombras/la inseguridad reinante/la falta de autoridad/la escasez de voluntad/la mengua  de humanidad/la ausencia de gobernante./ Humedeciendo de penas,/ con su presencia  y espanto/mudos pañuelos/en llanto./

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