Nada alentadora y poco sorpresiva resultó la noticia que ubica a Barquisimeto como la segunda ciudad del país con mayor inflación acumulada al cierre del segundo trimestre del año.
Especialistas en el tema económico atribuyen tal balance a que el nivel de productividad del estado Lara, con incidencia directa en la economía de la ciudad, ha decaído por diversos factores. Entre ellos, la dependencia nacional del sistema de importaciones que tomó como política alimentaria el Gobierno central.
¿Dónde está la soberanía alimentaria de la que tanto habla el gobierno?, se pregunta el economista Aníbal Peña Javitt, quien explicó algunas causas que nos posicionan como urbe costosa con tendencia a la alta.
El estado Lara se ha caracterizado por tener una actividad económica agrícola y ganadera. Sin embargo, en estos momentos la mayoría de la producción, vista en el Valle de Quíbor, ha disminuido considerablemente. Cuando esto sucede, el índice de precio al consumidor sube y es el cliente quien precisamente lo padece, explica el economista.
Describe que para calcular el IPC se toman en cuenta algunos factores de la canasta alimentaria conformada por al menos trece iconos. Entre ellos, alimentos y bebidas, bebidas alcohólicas, salud y educación.
Peña Javitt revela que los precios en Barquisimeto subieron en ciertos aspectos entre los cuales vale mencionar: alquiler de vivienda en 0,7 por ciento, comunicaciones 0,1, vestido y calzado 0,8, servicios de vivienda 1,1, bebidas alcohólicas y tabaco 1,2, salud 1,6, restaurantes y hoteles 2,7.
En este último punto permite interpretar que pese a los precios, al barquisimetano le gusta ir a buenos restaurantes o al menos a lugares de cierto estatus como centros comerciales.
En cuanto al incremento del servicio de transporte, incrementó en 4,0% debido a la variación de las tarifas aprobadas por los alcaldes de las dos principales ciudades.
El especialista advierte que pese al lugar donde quedó ubicado Barquisimeto, la tendencia a nivel nacional sobre el tema de la inflación es hacia la baja.
“En junio del 2011 había una inflación acumulada de 23,6 por ciento, en noviembre de ese mismo año era de 27,6 por ciento. En junio de este año tenemos 21,3 con respecto a la cifra registrada del año pasado”, expresó.
La inclinación de la curva tiene una explicación y no precisamente es debido a políticas acertadas del Gobierno, sino a que en el ámbito nacional las importaciones ahogan el aparato productivo venezolano, sumado a la recién aprobada Ley de Costos y Precios Justos que tiene represados precisamente los precios, con la impresión que está contenida la inflación.
Peña Javitt teme que cuando se abra la compuerta de los precios haya un disparo en el índice inflacionario nacional.
En ese mismo orden de ideas, opinó sobre la entrada de Venezuela al Mercosur, medida que ha catalogado el Ejecutivo nacional como un evento económico que contribuirá considerablemente con la disminución de la inflación por el ingreso de productos a precios más bajos que aquellos fijados por importación convencional. “Si esto llegara a suceder sería en al menos cuatro años”.
Lo que en realidad deberíamos buscar, como país, es la reactivación del aparato productivo, incentivar a la inversión nacional y procurar la exportación.
Sector inmobiliario afectado
Uno de los aspectos que genera peso económico en una nación es el sector inmobiliario.
Shoymei Lau, presidenta de la Cámara Inmobiliaria del estado Lara, explicó que la inflación en la entidad afecta principalmente en el precio y disponibilidad inmediata de los materiales de construcción.
No se consigue cabilla y cemento a precios regulados sino en mercado negro. Ese negocio ilícito se ha hecho prácticamente cotidiano y aceptado ante la desaparición de tales rubros de construcción, expone la representante de este sector.
Han señalado algunos entrevistados de este diario que la desaparición de tales rubros de la construcción se debe a que el sector público acaba con la existencia casi de forma inmediata por la ejecución de las obras enmarcadas en la Gran Misión Vivienda.
– El promotor inmobiliario, el empresario que construye y desarrolla los proyectos habitacionales, tiene razón en catalogarnos como estado donde el metro cuadrado de construcción es más alto que en otras regiones del país. Y tiene razón porque es cierto.
En Lara se entrega un significativo aporte social a la hidrológica regional en el marco de un convenio suscrito en el año 2006 y que hasta el momento se mantiene vigente, el cual consiste en entregar a esta empresa pública el 1,5 por ciento del costo de cada vivienda al momento de la pre-venta.
“Hasta el momento hemos cumplido con un importante aporte económico a Hidrolara. Por ejemplo, hace algunos años se hizo una inversión para mejorar las condiciones de la estación de rebombeo de la urbanización El Recreo en el municipio Palavecino, la cual no llegó a automatizarse pero sí se cambiaron válvulas, motores y otras cosas”, explicó Shoymei Lau.
La obra más reciente de aporte social de los constructores consiste en la automatización de la estación Carabalí. “Sólo llegamos a la perforación del pozo 14, pero no la automatización porque los promotores han decidido parar hasta ver qué sucede en los próximos meses en el país”.
Las mejoras alcanzadas hasta el momento en beneficio de la colectividad a la que sirve Hidrolara, asciende a los 7,3 millones de bolívares. Este aporte social es bastante importante. Somos la Cámara Inmobiliaria que mayor aporte da por inmueble a una empresa hidrológica en comparación con las del resto de Venezuela, agregó la representante de la referida institución.
Shoymei Lau no observa como negativo el aporte social a la hidrológica porque finalmente se trata de una cuota de responsabilidad del empresario. Sin embargo, la repercusión de esa medida se refleja claramente en el precio final que paga el consumidor por una vivienda, bien que para muchos hoy resulta un sueño inalcanzable.
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