LA CIUDAD COMO TEMA: NUEVA VIDA PARA LA 20

Una de las mejores cosas que le ha podido pasarle a Barquisimeto ha sido la suspensión del proyecto del Transbarca. Ciertamente esta metrópoli necesita con urgencia un servicio de transporte de buena calidad, pero de esa suspensión obtuvimos algo que no estaba previsto: la consolidación, en la práctica, de la avenida veinte como un largo boulevard que aun incompleto es excelente para caminar. La drástica limitacion a la circulación vehicular  demostró que en una ciudad si pueden haber zonas peatonales centrales que mejoran la calidad de vida sin crearle graves inconvenientes a otras zonas, especialmente las aledañas que deben asumir el tráfico que antes transcurría por la zona peatonalizada.
Recordemos que cuando el proyecto aun estaba en los tableros de dibujo, mucho insistió Fruto Vivas en que era una locura meter un trolebús a lo largo de un bulevar pues eso destruiría el tranquilo carácter peatonal propio de los bulevares. Nadie con poder le hizo caso pero la buena suerte nos ayudó a todos.
Al paralizarse el Transbarca la avenida 20  quedo maltrecha: pavimentos rotos, tanquillas descubiertas, postes de luz sin luz, aguas y cables que corrían por todas partes, escombros acumulados y cosas semejantes que alejaron a los compradores para desesperación de los comerciantes que reclamaron corregir la situación. Pero poco a poco la 20 fue remendada y mejorada y a pesar de estar aun sub-equipada ya es un gusto caminar por ella, la gente ha vuelto y muchos negocios han vuelto a prosperar, como debe ser. No me cabe duda que ahora debemos aprovechar esta oportunidad de convertir lo que es solo un espacio sin automóviles en un espacio verdaderamente peatonal.
Por ejemplo, faltan marquesinas y gazebos que den sombra  y muchos bancos para disfrutarla. Le falta vida nocturna con cafés, bares y restaurantes volcados hacia la calle como ocurría, por ejemplo, en Sabana Grande, en Caracas y para esto es esencial una excelente iluminación y vigilancia en las noches. Le faltan actividades culturales realizadas por músicos y pintores de calle, por poetas, cuentacuentos y actores de teatro. Hacen falta espacios para el juego de niños y mesas para jugar ajedrez. Podría tener puestos callejeros para vender libros y artesanías ligeras, pero sobre todo deben multiplicarse los arboles y crear espacios verdes que le quiten el carácter de zona gris y dura que ahora tiene.
Es un acierto que los buhoneros  hayan sido mantenidos a raya. Me refiero a aquellos que invaden todo el espacio de circulación peatonal, a los vendedores de CD´s que agreden con el sonido a todo volumen; a los que venden comida y dejan todo lleno de papeles, vasos y conchas de naranjas, o los que convierten sus tarantines en verdaderas murallas de plástico negro.
Los pequeños negocios son compatibles con los espacios peatonales y contribuyen a darles vida, pero deben cumplir con formalidades y exigencias. Por ejemplo, con un contrato con la municipalidad, pagando impuestos y cumpliendo con normas de convivencia muy estrictas  y todos manteniéndose entre sí a una prudente distancia para que el espacio peatonalizado no pierda su carácter de espacio abierto.
La peatonizacion de la 20 debería ser el inicio de un proceso similar para otras áreas cercanas y que, de ser posible deben quedar interconectadas.
Y, por supuesto, se requiere que las autoridades acepten que la Av. 20 sea un boulevard permanente, no un corredor vial en espera de un sistema de transporte.  Esto implica que en la próxima revisión del PDUL -el plan de urbanismo local-  se elimine su antiguo carácter de vía de transito vehicular y se revisen los usos aledaños para hacerlos compatibles con la condición peatonal. Esto hay que hacerlo antes que a alguien con mucho poder y pocas luces se le ocurra “rescatar la 20”. La 20 no necesita ser “rescatada”, sino terminarla para caminarla, sin obstáculos y dificultades de todo tipo.

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