Las autoridades del estado Lara no han logrado resolver el problema del suministro de agua que presenta la capital del municipio Torres, Carora, que tiene desde hace más de 20 días sin el ansiado servicio.
Mientras el Ejecutivo regional, encabezado por el gobernador Henri Falcón responsabiliza al Ministerio del Ambiente por no lograr reparar la tubería central que surte el vital líquido de embalse de Atarigua, a la estación central de bombeo, el despacho que dirige Alejandro Hitcher asegura haber iniciado las labores de reparación y mantenimiento del surtidor, las cuales se espera estén culminadas para este fin de semana.
“Carora tiene 22 días sin agua porque el ministerio del Ambiente no ha tenido la capacidad de resolver un problema en el embalse con una tubería para hacer que llegue agua al sistema de bombeo y distribución que es desde allí que comienza la responsabilidad nuestra”, dijo este viernes el primer mandatario regional a Unión Radio.
Falcón aseguró que el problema del país no es carácter ideológico, sino de “falta de gerencia, de eficiencia y eficacia, por la falta de planificación del gobierno”, señaló.
El Ministerio del Ambiente construyó un segundo sifón que permitirá que el agua llegue con mayor fuerza hasta la estación central y así iniciar el bombeo hasta Carora.
Entre tanto, los caroreños han hecho de tripas corazón para conseguir unos pocos litros del vital líquido que no llega regularmente por tuberías desde hace 22 días. Han hecho protestas y cerrado vías, hoy más de dos semanas después aún están esperando que sea surtido el servicio.
“Nosotros no somos políticos; somos gente que merecemos respeto por las autoridades y si ellos quieren hacer política que lo hagan, pero no a costillas de nosotros porque nos tienen en un peloteo, que es culpa de Hidrolara, que es de la alcaldía, que es del Ministerio del Ambiente y al final nadie resuelve”, dijo Dirson Escobar, del consejo comunal Alirio Díaz, de las comunidades de Provis y Calicanto hace algunos días.
Lo cierto del caso es que mientras unos se responsabilizan entre sí y “devuelven la bola”, los habitantes y vecinos de la capital torrense deben padecer la ineficiencia en la resolución de un conflicto que probablemente se pudo haber prevenido con el mantenimiento y la atención adecuada.
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