Ahora es el turno del otro bajito en la MLB: Alexi Amarista

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En 2011 Alexi Amarista venía de una extraordinaria temporada en Venezuela cuando fue llamado al equipo grande de los Angelinos de Anaheim.

Todo indicaba que el diminuto infielder se establecería en las mayores desde ese mismo año, ya que había arrasado con cuanta liga se le atravesaba, pero no fue así. El nativo de Barcelona tuvo dificultades para adaptarse al más alto nivel del beisbol y fue enviado a las menores.

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“En Grandes Ligas los pitchers saben cómo trabajarte. Ellos se adaptaron a mí, pero yo no hice el ajuste”, contó el oriental en su momento.

Esa misma campaña, aunque un poco más tarde, José Altuve recibió la promoción con los Astros de Houston, aunque sin la prensa de Amarista, pero el camarero, de 1,68 m de estatura, demostró que su bate era bigleaguer, algo que continuó confirmando en 2012 y lo celebró con la invitación al Juego de Estrellas.

Altuve ya cumplió. Ahora le toca el turno a Amarista (un centímetro más alto, 1,69 m) y parece que lo logrará con los Padres de San Diego. Hasta el pasado miércoles el infielder sabía lo que significaba conectar un jonrón en el bigshow… y ya suma cuatro en cinco juegos.

En ese tramo de 16 turnos oficiales batea .563, con 4 HR, par de dobles, 11 carreras remolcadas y seis anotadas. Su SLG_es de 1.438.

Por ser hombres bajitos y agresivos en el campo, a estos “pequeños gigantes” no les cuesta ganarse el cariño de la afición. Sus compañeros y mánagers también suelen rendirse en elogios. “Alexi nos brinda demasiada energía”, aseguró Cameron Maybin, centerfield de los Padres. “Le decimos nuestro pequeño ninja. Creo que todos nos alimentamos de su fuerza”.

El piloto clérigo, Bud Black, agregó: “Alexi utiliza su estatura como un arma. Siempre está listo para batear. Él solo intenta pegarle a la pelota, no piensa en tomar lanzamientos. Confía en sus instintos”.

El lugar común asegura que “hombre pequeño que levanta la bola es out”; pero Amarista solo cree en su talento. “No estoy pendiente sobre lo que digan los demás. Salgo a jugar duro y dejo que las cosas pasen”, contó el criollo, cuyos cuatro bambinazos los ha soltado en la carretera.

Será interesante verlo batear ahora en el Petco Park, casa de los Padres, el estadio más difícil para conectar jonrones en todo el beisbol.

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