Johan Segundo Martínez (26) fue ultimado por integrantes de una banda que mantiene en jaque a Moyetones III
Cansados de esperar por la justicia terrenal, habitantes de la comunidad Moyetones III, ubicada al oeste de la ciudad, llenos de ira por la muerte de un hombre trabajador, decidieron tomar acciones y quemaron cuatro ranchos propiedad de los delincuentes que le quitaron la vida a Johan Segundo Martínez Cañizales (26) la mañana de ayer.
Hace dos meses, de ocho a diez hombres y una mujer habitaron cuatro ranchos en Moyetones III. Desde ese entonces los sujetos comenzaron a hacer de las suyas por la zona, vendían droga, y en todo ese tiempo, los vecinos contabilizaron que se habían robado más de 20 motos.
Los ranchos se habían convertido en una guarida de hampones. Hace una semana el Cicpc San Juan allanó dichas moradas y los habitantes de la zona pensaron que la delincuencia acabaría, pero no fue así. A los tres días fueron puestos en libertad y continuaron sus fechorías.
Johan Segundo Martínez Cañizales es uno de los criadores de ovejas, chivos y puercos que vive por el lugar. Siempre veía como estos jóvenes se paseaban en motos por el frente de su casa. Generalmente lo hacían en horas de la noche y con sus armas de fuego en la mano.
Hace una semana uno de los sujetos de dudosa reputación, al pasar por la casa de Martínez Cañizales, se detuvo y le reclamó por la forma como lo estaba mirando, pero él no se quedó callado y le respondió. A las 10 de la noche del domingo los maleantes regresaron. Tenían intenciones de robarse los animales, pero como vieron que Martínez Cañizales se encontraba afuera de la morada no hicieron nada.
A las 6 de la mañana de ayer los hampones regresaron a la casa del criador de animales, se metieron tres hombres y lo sometieron en la cama; lo estaban ahorcando. A su esposa Bianca Suárez la sujetaba una mujer llamada Yesenia. “Si me van a matar háganlo, pero con mi esposa no se metan. Es madre de 5 niños y además está en estado”, suplicó Martínez Cañizales.
Los hombres, al ver que los pequeños estaban en la casa, se fueron. Horas más tarde, un vecino a quien todos llaman “el chivero” se fue a buscar a Martínez Cañizales, indicándole que tenían que solventar esa situación y hablar de frente con esos maleantes. Por más que la esposa del criador de animales le pidió que no fuera, no hizo caso y salió.
Una vez que llegaron a la residencia de los maleantes para solventar el altercado, dos de los delincuentes (uno descrito de tez morena y de contextura gruesa; el otro de contextura delgada y con muchas cicatrices en su cuerpo) se acercaron a Martínez Cañizales y uno de ellos desenfundó su arma de fuego, al parecer una pistola calibre punto 45 y disparó contra el criador de animales quitándole la vida en segundos.
El vecino que andaba con la víctima, al ver lo sucedido, se puso a salvo, pero esgrimió otra arma de fuego y disparó en contra de los maleantes y al parecer logró herir a uno de ellos.
Al menos cuatro personas y la mujer llamada Yesenia se encontraban allí. Todos corrieron hacia un cerro que estaba en la parte de atrás de los ranchos, pues la comunidad molesta denunció a las autoridades. Uno de los maleantes apodado “El Kike” se devolvió a su vivienda para buscar dos armas que tenía guardada y con ellas en manos se fue. Fue uno de los que escapó con los dos asesinos.
Fuerte operativo
En menos de cinco minutos funcionarios de la policía de Andrés Eloy Blanco, así como motorizados de Polilara hicieron acto de presencia en Moyetones y comenzaron a rastrear todo para dar con el paradero de los delincuentes. En medio de la búsqueda los funcionarios, en la cima del cerro, encontraron una alfombra usada como colchoneta, con sabanas y comida, prueba de que cuando cometen sus fechorías es allí donde se esconden.
En una de las moradas los policías encontraron una motocicleta negra que presuntamente era robada y procedieron a llevársela. Se rumoró que se detuvo a uno de los delincuentes.
Funcionarios del Cicpc San Juan hicieron el respectivo levantamiento del cuerpo e iniciaron las averiguaciones del caso y los sujetos están plenamente identificados porque sin temor alguno la comunidad entera los denunció porque están cansados de tanta fechoría.
Incendiaron las guaridas
Una vez que los funcionarios de Polilara y el cuerpo detectivesco se retiraron, los habitantes de la zona buscaron potes llenos de gasolina y procedieron a tumbar y meterle candela a los cuatro ranchos propiedad de los delincuentes. Los habitantes de la zona sacaron todo lo que estaba dentro de la vivienda, entre ellos un televisor plasma de 32 pulgadas, y sin importarle su valor procedieron a destruirlo, le dieron con una mandarria, alegando que eran objetos provenientes del robo y nadie los debía tener en su poder. Además se encontraron varias porciones de droga.
Las llamas y la rabia de los residentes de Moyetones consumieron y destruyeron la guarida de los hampones. Habitantes de la zona esperan que no vuelvan.
Fotos: Daniel Arrieta