Una Cabalgata de más de dos horas de duración con más de quince mil espectadores colocados a lo largo de varios kilómetros de recorrido fue el acto inaugural de las recién finalizadas Ferias de Carora.
Ganaderos grandes y pequeños, comerciantes de vieja data, nuevas colonias como la china, empresas de mediano capital como el Central Pastora, cooperativas de transporte, escuelas y gente sombrero de sol y alpargatas de pies encallecidos. Allí estaba toda Carora, todos alegres y orgullosos de su pueblo, todos con la esperanza esta unidad nacida con la Bendición de San Juan Bautista, se extienda durante el tiempo que sea necesario para que el agua llegue todos los días, no haya tantos cortes de luz, tapen los huecos de las calles y los atracos y asesinatos sean noticias de ciudades y periódicos lejanos.
Alcides Tovar, cronista de Atarigua y Maestro Masón expresa que estas Ferias rescataron la fe del caroreño en sí mismo, lo mismo que un ganadero caroreño le manifestó a Orlando Lozada, teníamos cinco años con la cabeza agachada y con estas ferias la levantamos con altanería. Teolinda Verde por su parte opinó que por fin, luego de tanto tiempo Carora salió en todos los periódicos de Lara como una ciudad de gente trabajadora y productiva, que antes solo aparecía por sus problemas de malos servicios públicos y el número de muertos que se tienen a diario.
Todas estas palabras de regocijo caroreño ante las Ferias las resumió de manera sabia y pedagógica el Obispo (in pectore) de los caroreños Alberto Álvarez Gutiérrez.” Hoy estamos viendo como la unidad de los hombres en torno a causas nobles es recompensada por Dios con el éxito. El Comité Organizador supo hacer las cosas bien y tuvo como respuesta el apoyo de una Carora unidad y dispuesta a rescatar sus más preciadas tradiciones.
Y quien más trabajó para lograr el gran éxito de estas Ferias fue el más silencioso de todo el equipo organizador, Mario José Oropeza, Presidente de Asocrica, asociación que demostró su eficiencia frente a los retos ya que era primera vez que organizaba una jornada de este tipo y sus resultados positivos estuvieron por encima de los cálculos más optimistas.
Precisamente porque Mario José es de poco hablar es bueno ponerle atención a lo que dice, leamos entonces un extracto de su discurso inaugural:
“Para los hombres que trabajamos con la naturaleza como piso y el cielo como techo todos los días amanecemos llenos de vida y esperanza, simplemente porque somos parte de los ciclos con los cuales Dios se hace presente entre nosotros.
Esta costumbre de levantarse temprano, es un escenario cotidiano y siempre nuevo mediante el cual la gente del campo le decimos al mundo que estamos en la vanguardia de la vida porque en colaboración con la tierra, el agua y los rayos del sol producimos los alimentos que son indispensables para la subsistencia humana. No le tenemos miedo ni a las lluvias ni al verano, frente a cada amenaza del ambiente sacamos fuerzas del espíritu para imponer nuestra voluntad sobre las inclemencias. Sabemos que Dios aprieta pero no ahoga y que si logramos mantenernos de pie ante los embates del clima permaneceremos en los ciclos de cada amanecer.
Sí, para nosotros los agricultores y ganaderos cada día es un comienzo y cada comienzo es una esperanza, este sentimiento es lo que nos tiene amarrados a la tierra, porque para nosotros el estar junto a nuestras plantas y animales no es negocio, ni siquiera un trabajo, es nuestra justificación existencial, es la forma como le expresamos a nuestra familia y al mundo que estamos vivos y que la vida vale la pena porque la compartimos en el gran escenario de la naturaleza.
No le tenemos miedo al agua, al sol, al viento, estamos acostumbrados a sus furias y sabemos entendernos con sus cambios de conducta. A quienes tememos los hombres del campo es a nuestros semejantes, quienes ubicados en cargos de poder político muchas veces no entienden que sus decisiones pueden arruinar un esfuerzo de años, de generaciones, de siglos, porque así es nuestra relación con la tierra, una alianza que se traba durante tiempos prolongados, tiempos de espera, tiempos de lucha, tiempos largos que son indispensables para lograr éxito en las tareas productivas. Tiempos que sufrimos y gozamos, tiempo que dignificamos porque están tutelados por la esperanza.”
Las Ferias de la esperanza
-
- Publicidad -
- Publicidad -
- Publicidad -
Más leido hoy
Realmente, ¿ha perdido valor el dólar? #15Nov
El presidente del Colegio de Economistas del estado Lara, doctor Joaquín Añez, ha desmentido las recientes afirmaciones sobre una pérdida del 82,8% del valor...
- Publicidad -
Debes leer
- Publicidad -
- Publicidad -