Los cuatro heridos por la balacera que se suscitó el jueves en el Centro Penitenciario de Centroccidente, mejor conocido como la cárcel de Uribana, fueron atendidos de forma inmediata en la emergencia del Hospital Central Universitario Antonio María Pineda.
Así lo reafirmó René Rivas, adjunto al servicio de emergencia, quien mencionó que atendieron a los heridos, pasaron dos a quirófano y el resto fue tratado por heridas menores, con un resultado positivo para sus vidas.
Indicó que cuando suceden estos hechos sangrientos todos se preparan, sin saber cuántos heridos vendrán ni la gravedad de los mismos, pero nunca descuidan al resto de los pacientes que permanecen en la emergencia.
Por seguridad, los familiares deben permanecer afuera, pero con la tranquilidad de que los médicos los atienden sin ningún tipo de distinción.
“Aquí contamos con un equipo de alta resolución clínica. Recordemos que este es un hospital tipo IV, donde vienen pacientes referidos de otros centros que no cuentan con el espacio ni los especialistas para atenderlos”, recalcó.
Insistió que son pacientes “criticamente enfermos” porque las patologías menores o consultas deben ser resueltas en la red ambulatoria.
“Debemos tener mayor conciencia al venir al hospital porque aquí atendemos a personas de estados cercanos como Yaracuy, Falcón, Cojedes, Barinas y Trujillo, además del estado Lara”, explicó Rivas.
Solicitó a las autoridades que resuelvan el problema del tomógrafo dañado lo antes posible porque es una necesidad para los pacientes, cuyos familiares deben pagar a diario ambulancias para ir a otros centros privados y poder hacerse este examen.
Recordó que dentro de la emergencia tienen 22 camas para hombres y 6 extras; 15 en el área de mujeres y 3 extras. En trauma-shock cuentan con 4 ventiladores mecánicos, sumados a 20 cubículos para atención primaria, los cuales permanecen todas las mañanas con pacientes hospitalizados.
“Cada día, al menos el 80% del área tiene pacientes hospitalizados y todos son atendidos”, expresó Rivas.
Por último, le pidió a Linda Amaro, directora del Hospital Pastor Oropeza, que no politice la salud, porque no hay colores para las enfermedades ni para la atención médica.
Fotos: Ricardo Marapacuto