Narradoras seducidas por la tradición oral

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La palabra continuará haciendo de las suyas este domingo en la Sala Alternativa del diario EL IMPULSO a propósito de la decimonovena edición del Festival Internacional de la Oralidad emprendido por la Unión de Narradores Orales y Escénicos de Venezuela (Unoes). En esta ocasión, se darán cita en el recinto que realza la cultura en todos sus ámbitos, las cuentacuentos Adriana Felicia de Argentina y Angélica Askar de México, quienes visitaron este rotativo para contarnos acerca del oficio que llevan a cabo, propuestas y proyectos. Estarán acompañando a las citadas narradoras orales los chicos de la Unoes: Zulmy Morales, Bárbara Rodríguez y Danalbert Morillo.
La palabra es irremplazable

De Rosario (Argentina), llegó a Barquisimeto Adriana Felicia para compartir sus mágicas historias. “Comencé a contar cuentos hace muchos años, específicamente en el 92 cuando estaba en Italia… los cuentos me cautivaron desde entonces. Por un tiempo lo dejé debido a que también soy actriz y titiritera. Luego lo retomé”.

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Felicia siempre quiso ser actriz y una cosa llevó a la otra. “Desde muy chica decidí que eso era lo que quería hacer… siempre he sido una lectora empedernida. Me encanta leer, ponerle voces y sonidos a las historias… los muñecos y mi perro fueron mis primeros espectadores”, contó entre risas. Lo más satisfactorio del oficio, dijo, es ver cómo la gente se colma de magia. Para Felicia, quien trabaja para niños y adultos, contar una historia es muy diferente a hacer teatro. “Disfruto el teatro… no obstante, construir con palabras una imagen que la gente hace suya para salir renovada es lo más enriquecedor y reconfortante… alguien me dijo una vez que lo que hago es proyectar una película con palabras y así es”.

En su repertorio encontramos abundantes historias para el público infantil. Algunos cuentos son de su autoría. Le gustan las historias de terror, humor y suspenso. Felicia, admiradora de los narradores colombianos y de nuestra Flora Ovalles, dijo que los niños son muy inteligentes, por ello, no hay que mentirles, ni subestimarlos. “Esto es fundamental para capturar su atención… con ellos me siento como pez en el agua”.

La tecnología no reemplaza a la palabra, dijo Felicia cuando le preguntamos sobre esta era moderna. “Hemos visto cómo el chico disfruta escuchar, está atento a las historias, prefiere esto a quedarse frente al computador. Tanto chicos como grandes debemos abrirnos a todas las oportunidades… la palabra no se pierde porque siempre vamos a necesitar mirarnos a los ojos, escucharnos y sentirnos”. Es fundamental, prosiguió, no plantear esa lucha de poderes, entre la informática y la palabra. “Las dos cosas tienen que entrelazarse, a través de Internet se difunden los cuentos, esta herramienta acompaña ese proceso de la narración oral”. Sobre el festival manifestó que tiene una organización impecable. “El público es maravilloso y está presente en cada función… no he visto esto en otro lugar, es mágico. La primera vez que salí al escenario sentí una caricia”. Para su espectáculo tiene previsto cinco historias de amor.

Historias mexicanas

Angélica Askar de México también nos visita por primera vez. Nos contó que se siente muy bien. “Este festival es padrísimo”.

La fatalidad, reveló la cuentacuentos, la llevó a convertirse en narradora. “Durante cinco años padecí una depresión, previo a ello, hacía lectura en voz alta para niños, especialmente con bebés… me deprimí, estuve en terapia y noté el peso de las palabras… todo proceso terrible requiere relatos y una vez que empecé a remontar esa desgracia, comencé a contar y cada vez que lo hacía me sentía mejor. Esa parte de contar fue como un exorcismo para mí, luego asumí mi oficio y hasta la fecha, desde hace siete años, vivo de la narración”, contó.

Lo más satisfactorio para la mexicana es el acto propio de narrar. “Contar y hacerse escuchar, si cuento una historia es porque me atrapó y si la gente la sigue contándola es fabuloso… ese sonido que hace el público ¡ahhhhh! y los ojos de los niños, gratifican… esa mirada que devuelven cuando uno desaparece y quien vive es el cuento… eso es auténtico”.

Askar adapta historias. Le imprime su estilo. “México, al igual que los pueblos de América Latina, tiene una tradición oral riquísima, además de una mezcla de culturas originarias… por ello le apuesto a la tradición oral, también cuento textos de otros autores”.

A pesar de la tecnología, dijo, seguimos siendo los mismos cavernícolas dentro de la cueva. “Cada vez que nos paramos frente a alguien evocamos esa esencia, el fuego, los fogones de los pueblos, a la abuela contando historias…”.

Comentó que si bien no tiene un repertorio de cuentos preparado, siempre que llega a un lugar pone en práctica una técnica muy elaborada que se llama Como veo doy, que tiene pensado publicar.

Fotos: Dedwison Álvarez

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