Para recordar: ¿Qué debo hacer para ser salvo? (Hechos 16:30)
Cada 27 de junio se celebra el día del periodista. Debido a que se cumple un año más, del periódico fundado por nuestro Libertador Simón Bolívar y otros. Según la página web, “cultura.luz.edu.ve” referido a la Ley de Ejercicio del Periodismo, la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, en julio de 2.004, ratifica lo siguiente: “Artículo 40.- El Día Nacional del Periodista Venezolano será el 27 de junio de cada año, en conmemoración del nacimiento de El Correo del Orinoco en 1818”.
La tarea de un periodista va más allá de hacer preguntas, ya que las encuestadoras también lo hacen, los médicos, los investigadores, los abogados, los jueces, los profesores, en fin, todo el que quiera obtener una información.
Sin embargo, en la página: http://www.gentealdia.com/detalle.asp?ID=167, hablando del ejercicio periodístico, señala: “El periodismo no fue creado para manipular la información o apoyar a base de engaños a ningún ente institucional, político ni nada que se le parezca. El ejercicio periodístico es serio, responsable, muy veraz y por regla general debe ser transparente”.
Dentro de poco (01 de Julio) arranca, oficialmente, la campaña electoral por la presidencia de la República. Intervendrán los medios de comunicación, periodistas, encuestadoras, la gente y los candidatos por su puesto. Preguntas van y vienen, con ello informan o sondea el desarrollo de los acontecimientos.
En documento PDF, J Ashby, refiere a cómo establecer neutralidad en preguntas balanceadas y dice que: “Uno de los propósitos de las preguntas abiertas es mostrar la neutralidad del investigador…” (www.cambioandino.org.). Es una lástima que existan encuestadoras o periodistas que se inclinen por hacer preguntas desbalanceadas (tema que ahondaremos, si Dios quiere, próximamente).
Al formular preguntas balanceadas, hablamos de equilibrio, moderación y neutralidad, especialmente cuando iniciamos las preguntas como lo aprenden los periodistas a lo largo de su carrera. Entre ellas están: ¿Qué?, ¿cómo?, ¿cuándo?, ¿quién?, ¿dónde?, ¿cuánto?
En una guía publicada por la División Interamericana, de la Iglesia Adventista, sobre Planeación Estratégica (1999), pág. 35, señalan cinco preguntas básicas para realizar la planeación mencionada:
¿Qué? Significa “definir lo que deseamos hacer o lograr… de una manera breve, pero precisa”.
¿Cómo? “Esta pregunta nos fuerza a deliberar la manera cómo pensamos realizar la tarea”.
¿Cuándo? “Es el tiempo… son los días, las semanas, o los meses, que estimamos nos tomará cumplir con los diversos objetivos propuestos”.
¿Quién? “Nada se mueve sin la contribución de las personas. En un plan estratégico tenemos que identificar a las personas que tendrán responsabilidad específica: Dirección, coordinación, liderazgo…”.
¿Cuánto? Es lo que se va a gastar. “Esos recursos pueden ser monetarios o en especie”. (Nota: Acá, no se incluyó el ¿Dónde?)
Como ejercicio, si preguntamos ¿Dónde encontramos información sobre Cristo y su salvación? En el libro “Fe y Obras”, White, Elena, dice: “Dios nos ha dado su Palabra para que sea nuestra guía. Cristo dijo: “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí” (Juan 5:39). El oró por sus discípulos: “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad” (Juan 17:17). En fin, todo estudio bíblico nos debe llevar a realizar la gran pregunta: ¿Qué debo hacer para ser salvo? Pregunta que debería mostrar el acto consiente de quien la hace.
Tal vez por ello, la autora citada amonesta a todos los predicadores diciendo: “Elimine de su programa los sermones que no iluminen el alma, que no respondan a la pregunta: “¿Qué debo hacer para ser salvo?” Predique el mensaje del tercer ángel… y la Justicia de Cristo… son temas de vital importancia para gente” (La Voz: Su educación y uso correcto, cap.57).
¿Qué debo hacer para ser salvo? Es la pregunta más balanceada (equilibrada) que nos sale del corazón, cuando conocemos a nuestro Señor Jesucristo, por medio de su Escritura. Y, como hizo con el carcelero, Pablo nos contestaría hoy: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa”. (Hechos 16:31).
