La selección española dio un paso adelante hacia una hazaña histórica, en busca de una triple corona inalcanzable aún en el fútbol mundial, con su clasificación para la final de la Eurocopa 2012, en un duelo de enorme intensidad y tensión, definido en los penaltis con la firma, en el último disparo, de Cesc Fábregas.
Al igual que los cuartos de final de la Eurocopa 2008, cuando España tocó la gloria con su segundo título europeo 44 años después del primero, el centrocampista marcó el lanzamiento decisivo, el 4-2 que dio el billete a la ‘Roja’ a su tercera final consecutiva y que agrandó la leyenda de un equipo que ya apunta a un nuevo entorchado.
Fue el final de un partido grande en Donetsk, de una tanda de penaltis que comenzó con parada de Rui Patricio a Xabi Alonso y que terminó con la euforia de la selección española, que mereció ganar ya en la prórroga y que ya espera rival en el Olímpico de Kiev: Alemania o Italia.
Partido grande en Donetsk. España contra Portugal. Posesión de pelota contra velocidad. Control contra verticalidad. Un choque de estilos que transitó entre la tensión, el despliegue físico y la presión lusa y el manejo del balón de la ‘Roja’ y un duelo, por emoción, entrega e intensidad, a la altura de una semifinal europea.
De inicio, España salió con un nuevo plan. Entró Álvaro Negredo en lugar de Cesc Fábregas en el once, la vuelta al ‘9’ contra dos centrales muy fiables, Pepe y Bruno Alves, presionó la salida de la pelota de su rival y controló el medio campo, pero sufrió en la pérdida de balón y por las bandas, sobre todo por su derecha.
Por ahí se manejó Cristiano Ronaldo, un problema para Arbeloa y la dificultad defensiva para España desde que entró en acción por primera vez, en el minuto 12. Fue el motor ofensivo de Portugal. Corrió, aceleró y regateó, pero se cruzó con las coberturas impecables de Piqué y Sergio Ramos y se perdió en tiros desviados.
Surgió el encuentro con una exigencia altísima para la ‘Roja’, que cumplía las previsiones en cuanto a posesión, por encima de su adversario, pero sin profundidad ni espacios ante la intensidad y la presión de su contrincante, salvo cuando dio velocidad a su juego. Al primer toque sí superó la telaraña del centro del campo luso, pero lo hizo con cuentagotas. También en el segundo tiempo.
Impreciso Silva y agobiados Xabi Alonso y Busquets, la selección española generó ataques cuando pensó con más rapidez, cuando Xavi propuso verticalidad en la media punta, cuando Iniesta desbordó por la izquierda a Joao Pereira o cuando Negredo desmarcó a la espalda de la defensa, lejos de la contundencia de Pepe y Bruno Alves.
Así llegaron todas sus ocasiones del primer tiempo. Muchas menos que en cualquier otro partido reciente del actual campeón de Europa y del mundo. Iniesta dirigió la primera por la izquierda, culminada alta por Arbeloa, y ejecutó la segunda, después de un desmarque de Negredo y un toque de Xavi. Su disparo se fue por milímetros.
Del Bosque volvió al ‘falso 9’ en la reanudación. No había pasado ni una decena de minutos de la segunda parte cuando transformó su apuesta en ataque, con la inclusión de Cesc por Negredo. Quería dar un cambio de aire a un partido que se movía entre la indefinición de un duelo equilibrado, sin goles y casi sin ocasiones en ambas áreas.
Luego recurrió a Jesús Navas, su solución de urgencia en los partidos con Italia y Croacia de la primera fase, también con empate en el marcador, para insistir en la posesión y en la amplitud por la banda derecha, prácticamente inutilizada en ataque durante la hora anterior, salvo alguna esporádica incursión de Arbeloa.
Ya había cambiado el encuentro, porque España tenía y circulaba la pelota sin tantas dificultades. Minimizó el error en la entrega y se sintió más dominador, con más oportunidades, como un tiro centrado de Xavi, el primero entre los tres palos de la ‘Roja’, en el minuto 67, contra un rival que pagaba el esfuerzo en medio campo.
No aprovechó la selección española las dudas de su oponente, que recuperó la tensión y el ritmo para el tramo final del choque y que incluso atacó con un par de lanzamientos de falta de Cristiano, los dos altos, y un contragolpe. Del Bosque agotó sus cambios con la mirada en la prórroga. Pedro por Xavi. Y media hora por jugar.
Media hora de tensión, con una imparable acción de Jordi Alba por banda y un remate de Iniesta salvado con una parada increíble por Rui Patricio, la mejor jugada de España en 104 minutos; una falta lanzada por Sergio Ramos, un disparo de Jesús Navas… Todo ocasiones de España, que alcanzó el triunfo en los penaltis.