En cuanto a la relación del gobierno de Chávez con el sindicalismo, a pesar de reconocer los niveles de burocracia, corrupción, entreguismo, falta de democracia interna en la CTV, en los primeros años de gobierno predominó la opción de mantenerse en la CTV, ya que el oficialismo carecía de suficientes dirigentes para asumir el compromiso de crear una central.
Después de la derrota en las elecciones sindicales del 2001, y del fracaso por tomar el control de la CTV, pero fundamentalmente después del golpe de estado del 2002 y el paro económico entre el 2002 y el 2003, donde la dirigencia de la CTV-aliada a la burguesía y los sectores mas reaccionarios- tuvo un papel principal, se crea la Unión Nacional de Trabajadores (UNT).Pero esta no fue una iniciativa de los trabajadores sino del gobierno. La otra estrategia desarrollada por el gobierno fue el apoyo a las cooperativas, que de unas 600 existente en el 2003, pasaron a más de 6.000 en el 2008.
Es en el 2005 cuando se asume la vía al socialismo, cuando se desarrolla una posición clasista a favor de los trabajadores, pero más hacia los pobres, y se implanta toda una política social en función de su mejora, por primera vez surge el termino de lucha de clases y se asume una posición antagónica a la burguesía nacional, que se ha venido radicalizando y también se profundiza una critica a las clases medias, al ver como estos sectores electoralmente no apoyan al gobierno y por el contrario son los extractos sociales que hacen uso de su formación académica para enfrentar filosófica e ideológicamente el discurso gubernamental.
Si bien es cierto que en Venezuela se ha dado un auge de formación de nuevos sindicatos, según el CNE, en 1997 existían 209 sindicatos, pero ya en el 2001 se registraron 3543 sindicatos, 74 de ellos de carácter nacional, 3 Centrales Sindicales, 100 Federaciones. Pero paradójicamente a este número creciente de organizaciones la tasa de trabajadores afiliados decayó de un 30%.a tan solo 14% en el 2002. En las elecciones del 2001, a penas votaron 300 mil trabajadores, de casi dos millones de afiliados que decía tener la CTV, y de mas de 10 millones de trabajadores activos en todo el país.
Lo propio del comunismo es que al no existir propiedad privada, ni clases sociales, los trabajadores serán libres y el producto del trabajo será socializado, no habrá ni privados ni estado, por ende no tendrán sentido los sindicatos. ¿Para luchar contra quién?, solo el Partido como elemento de cohesión y formación permanente para direccionar los cambios y enfrentar las amenaza de los enemigos. Pero conscientes que esto es un largo camino- para algunos utópico, pero es el único camino frente al capitalismo, que no solo explota y aliena, sino que esta acabando con el planeta- el socialismo como transición debe garantizar la mayor participación de los trabajadores, la cogestión y control sobre las empresas e instituciones, empezando por las del sector publico. En este proceso la participación y acción inicial del estado socialista es fundamental, pero nunca puede y debe sustituir al trabajador como verdadero sujeto histórico de transformación.
Como en todo proceso en construcción, las relaciones entre gobernó y trabajadores han tenido sus altas y bajas. Frente algunas protestas, y movilizaciones de trabajadores, desde el gobierno se les ha tildado de traidores, como lo fue en el caso de SIDOR, pero la radicalización obligó al estado a reconocer los legítimos derechos de los trabajadores, hasta llegar a la nacionalización de la industria. Igualmente hemos acusado la proliferación de cooperativas sin regulación, trabajadores tercerizados, contratación colectiva directa por encima de los sindicatos.
Mientras no exista socialismo, la racionalidad del Capital suscite, y el estado-aun en el proceso hacia el socialismo- se comporta como empresario. Y el trabajador en este proceso difícil y contradictorio se enfrenta al Capital, así este último este en manos del estado, como lo ha sido durante todo un siglo en Venezuela, donde el estado domina la principal fuente de riqueza: El Petróleo. Es un proceso de mediación y concientización permanente, donde el estado debe promover el poder del trabajador, pero sin caer en la manipulación y control, y paralelamente los trabajadores, exigiendo cada vez mas sus derechos, y tomando conciencia de que por encima de sus reivindicaciones particulares como trabajador están los intereses de clase, que se suman a todos los trabajadores, a los desempleados, a los mas humildes, a los diversos movimientos (feministas, ecológicos, estudiantiles, entre muchos otros) que conforman hoy las clases trabajadoras.