Estas expresiones en boca de quienes con fidelidad amorosa y respetable asignan a los padres de sus padres, como se aprecia, sin el acento gráfico que estorba, es en la voz de la gente cuyo afectivo acento, libre de afeites, se traduce para todos en emotivo sentimiento. Confieso que los días se han ido hasta formar conjunto y yo no he sabido corresponder al amigo Rafael Montesdeoca Martínez como es debido.
Con su angustia solidaria provocada por las cosas sencillas, un buen día me llamó para que escribiera acerca de porqué sus conterráneos caroreños, para calificar su ascendencia más allá de sus padres, les llaman: mama vieja a la bisabuela, y papa viejo al bisabuelo. ¡Originalidad! No, afecto. Ese transcurso de los días sin escribir respuesta al amigo se justifica porque no ha sido nada fácil obtener una información digna y fidedigna. Accidentalmente me encontré con un caroreño, pero este señor, quizá descaroreñizado, no satisfizo mi inquietud que sigue siendo la misma que motivó a Rafael a llamarme, y el propósito de mi abordaje no pasó de propósito. La descaroreñización no es de todos. ¡Qué Dios los conserve siempre como son tan espléndidos!
Carora ha sido la tierra de una especie de pobladores de perfiles exquisitos, diligentes, emprendedores, inteligentes y capaces. De modo que en mi gesto de buscar información algo falló. Pero no hay motivos para explicaciones innecesarias. Rafael lo comprende. En todo caso, la franqueza no nos abandona. Movido por esos resortes del afecto, colocado en la situación de imaginar el porqué los caroreños usan con exclusividad de esas expresiones, me adelanté a buscar una explicación que me satisfaga y satisfaga con la misma entereza a Rafael. He aquí, pues, la explicación: no pretendo haber encontrado las razones; tampoco dejar plenamente satisfechas las inquietudes del periodista.El caroreño es afectuosoy lo demuestra en su modo gestual y en la sinceridad con la cual envuelve a sus expresiones. En las razones que motivan la crónica hay una desmedida dosis de interpretaciónde esos sentimientos torrenses. Mama vieja y papa viejo no deben generar confusión en el fuero sentimental de sus manifestantes. Antes, en el ciclo ascendente, están los afectos inmediatos de mamá y papá. Los entrañables seres que dan la vida. Pero antes del antes, con el mismo calor, están los sentimientos tributarios para quienes dieron vida a los padres. El mismo acento en la pronunciación diferenciada de los términos, impone la diferencia afectiva. No puede ser igual la voz para mama y papa viejo en donde la sílaba tónica se corre, con los de mamá y papá en donde la acentuación ortográfica se cumple. La cultura es un horno donde toman moldura los modos de ser de los pueblos. El territorio tiene su participación en el milagro de ese recurso. Carora se distingue como se distinguen otras regiones. La originalidad no es una condición especial, es un modo de ser, de apreciar y de sentir. Se supone entonces que la confianza del amigo es una virtud invalorable. Mi explicación no sólo se apoya en el afecto. La sensibilidad militante también me anima. Las voces: mama vieja, papa viejo,conjugadas con el amor, ¡qué cálidas se oyen!Hay en ellas un respeto inviolable, Rafael. Diferencian en su contenido lo que las separa en la expresión.
