La palabra a viva voz emerge en la ciudad crepuscular, en ocasión del XIX Festival Internacional de la Oralidad, el cual surge bajo los auspicios de la Unión de Narradores y Escénicos de Venezuela (Unoes).
Como es tradición, la Sala Alternativa de la Fundación Juan Carmona de EL IMPULSO se consagró como el epicentro de la risa, al acoger al laureado escritor y cuentista español Pablo Albo y a las bailaoras de Flamencos Music and Dance, compañía barquisimetana que se lució en la cita.
A las 11:00 a.m. inició la convergencia de extraordinarias propuestas, en el habitual punto de encuentro dominical, situado en esta casa editorial centenaria, que convida a los larenses a sumergirse en mágicos universos culturales.
La cita marcó la inauguración de la serie de funciones que propiciará el festín de la palabra en todo su esplendor y se gestó ante una nutrida audiencia, colmada de niños en compañía de sus padres y de adultos que se embelesan en el mundo de versos que saltan del papel al escenario, sin presunción alguna.
El preludio de la celebración estuvo a cargo de la arquitecta Alicia Feaugas de Carmona, presidenta de la Fundación Juan Carmona. En su intervención elogió la trascendencia del máximo evento de la narración oral, el cual se ha convertido en ícono de la entidad.
De ímpetu flamenco
En la multitudinaria convocatoria, matices corporales de la Madre Patria se desbordaron sobre el recinto con la llegada de cinco bailaoras de Flamencos Music and Dance. Las intérpretes del arte en movimiento, bajo la magistral dirección de Lohenys Rivero, evocaron en perfecta sinergia una farruca. Con frenesí gestual cautivaron a la audiencia, que ovacionó fuertemente el preludio al espectáculo oral.
Y llegó el Domador de palabras
Prosiguió el acto con la magia verbal de Pablo Albo, quien sugirió entre palabras relatos imaginarios, producto de su acto de creación permanente.
Rápidamente, el domador de palabras estableció un singular vínculo con la audiencia, que replicó sus expresiones y se integró a las historias que colmaron de alegría la Sala.
Su propuesta, plena de retahílas, se sustentó en el humor, con cargas de ironía y ternura, que sorprendían a los más pequeños y producía en los espectadores risas.
Tres historias de su repertorio se apropiaron de la atención del público. Su primer cuento se trató de una pequeña que intentó soplar su sopa y nunca logró enfriarla, pero con la ayuda de amigos particulares, como un rinoceronte, un murciélago y más de 300 mil hormigas fue posible. Después de La sopa quema, el creativo narró otra historia de su autoría, al compás del Colorín colorado y tras una oleada de vítores y aplausos, prosiguió con una leyenda aleccionadora, titulada Gigante poco a poco.
Como un ameno encuentro se concibió esta función, en la que Albo concluyó con una historia de individuos y animales, de temores y soluciones que agitaron, aún más, el escenario provisto para la convocatoria de deleite, que recordó que la magia de la palabra continúa latente.
La sinergia que emergía en el recinto causó algarabía en Albo, quien exclamó: «Barquisimeto siente la historia (…) hay una escucha muy bonita».
Clausura a la Sevillana
Para despedir la actividad que integró bailes y narración, la compañía flamenca agitó las tablas al ritmo de la Sevillana. La riqueza expresiva deleitó a los espectadores que aclamaron esta fusión.
Hoy sigue la fiesta de relatos en el Teatro Juares a las 9:00 a.m. con Adriana Felicia, de Argentina y Romer Peña, de Venezuela. A las 7:30 p.m. en el Auditorio Ambrosio Oropeza siguen los espectáculos.
Fotos: Dedwison Álvarez