Multitudinario y a la vez íntimo, de sublimidad y euforia, bajo esta atmósfera sensorial se prolongó, por más de dos horas, el encuentro de la extraordinaria terna de intérpretes, de meritoria trayectoria, conformada por el salsero nicaragüense Luis Enrique y los cantautores venezolanos Fernando Osorio y Juan Carlos Pérez Soto, todos ellos galardonados con varios gramófonos y de prestigio en la esfera sonora.
El Gran Salón del Hotel Trinitarias Suites acogió, el pasado sábado, al trío y a la audiencia, cautivada por esta ‘bohemia’, que emprendió un periplo por el pasado y la historia Detrás de las canciones.
La pasión se desbordó en el acogedor espacio provisto para el espectáculo. Desde esa tarima, ellos se despidieron de Venezuela, acá en la capital musical.
Con nostalgia, Luis Enrique, Fernando y Juan Carlos anunciaron el ‘hasta luego’ en tierra tricolor y se consagraron con total autenticidad a este concierto, pleno de sentimientos encontrados.
De esencia acogedora
Pasadas las 10:00 de la noche se inició la tertulia, consagrada así por los intérpretes que en perfecta sinergia elevaron las emociones de los melómanos, embelesados por su virtuosismo, entrega y sencillez.
Al recinto lo llamaron hogar, y es que el set dispuesto para su presentación se convirtió en una cálida sala, en la que compartieron y conjugaron talentos, hermanados por la música y unidos por líricas románticas, baladas y piezas más enérgicas.
La guitarra fue eterna compañera de los autores, que en acústico alcanzaron el clímax, mientras el público fundía, junto a ellos sus voces, y entre vítores y aplausos se sumergía en las vivencias que originaron la creación de cada tema, entonado con el alma y que tocó los corazones de la nutrida audiencia.
Si me olvidaras fue el primer tema de la noche, Fernando y Juan Carlos la interpretaron, mientras el ‘Príncipe de la salsa’ se lucía en el teclado. Luis Enrique tomó el micrófono y con un “¡Bravo Barquisimeto!”, provocó la euforia colectiva. Con Así llegaste tú conquistaron, aún más, a los guaros y todos corearon emotivos: “Pido la paz y el amor pa’ mi gente”.
La velada prosiguió con Ya no me río, entre otros clásicos.
Cada nota, cada gesto, cada canción se apropiaba de los melómanos, mientras los artistas, sumidos en el goce, narraban experiencias personales, esas que los motivaron a concebir éxitos sonados en sus propias voces y en la majestuosidad de otros músicos, tales como Celia Cruz, Christian Castro, Marc Anthony, Ricardo Montaner, entre otros, de grandeza y reconocimiento internacional.
Entre líricas e historias revelaron facetas inéditas. Luis Enrique, por su parte, hizo eco de su amor por Venezuela, mientras ejecutaba prodigioso la guitarra, se pasaba al teclado o tomaba la percusión. Fernando y Juan Carlos se trasladaron a los 80 y 90, épocas en las que causaron furor con sus hits, desde la plataforma hogareña despertaron esos recuerdos entre una audiencia contemporánea, ávida de un espectáculo tan genuino.
El plus de la noche
Detrás de las canciones fue de diversidad y complacencia, con otros músicos invitados. La multitud ovacionó a la talentosa Andrea De Lima, que además de considerar a Juan Carlos, su mánager, como maestro, deleitó a los amantes de la buena música con sello venezolano con su pieza Poder no es querer.
Santoral también compartió con la terna, al igual que el guitarrista y arreglista Daniel Barón.
Los santorales en perfecta armonía con los laureados autores evocaron Carnaval, inmortalizado por Celia Cruz.
Fotos: Daniel Arrieta