El ex gobernante Fernando Lugo, destituido por el Senado en un rápido juicio político el viernes, reapareció la madrugada del domingo afirmando en la televisión pública local que fue víctima de un golpe parlamentario con una herramienta jurídica.
El sucesor Federico Franco, por su lado, negó el sábado que en Paraguay se haya dado un golpe de estado y pidió comprensión ante el malestar de gobiernos latinoamericanos que condenaron ese proceso.
Lugo participó de una mesa redonda con periodistas locales y del exterior señalando que «en nueve meses estaría retornando la normalidad con las elecciones generales» del 21 de abril de 2013.
Franco completará el trucado periodo de gobierno de Lugo de cinco años hasta el 15 de agosto de 2013.
«Los obispos me visitaron antes del juicio político pidiéndome que renunciara para pacificar al país. En aras al no derramamiento de sangre, a la paz, tuve que aceptar el resultado del injusto juicio político», agregó el ex obispo del norteño departamento de San Pedro, el más pobre de la república.
Acusó a los medios de prensa locales de no informar los detalles de su defensa «respondiendo a sus propios intereses», sin hacer especificaciones.
Lugo señaló que «el presidente Franco seguramente se creyó capaz de gobernar, por eso aceptó la presidencia a través del golpe de estado mediante el juicio político. Su gobierno tendrá que mostrar la capacidad de resistir al bloqueo que le están anunciando los países de la región. Si no lo aguanta, tendrá que buscar alguna solución».
Finalmente, confesó que la recuperación de su presidencia «será muy difícil, pero pido a la ciudadanía que siga manifestándose pacíficamente», en alusión a aproximadamente un millar de personas reunidas frente al edificio de la TV pública, en el centro de Asunción, criticando a los legisladores y pidiendo la vuelta de Lugo al frente del Poder Ejecutivo.
Los participantes del mitin con escenario, micrófono y altoparlantes, la mayoría militantes partidos y organizaciones de izquierda, se alteraron cuando el periodista local José Luis Simón calificó a Hugo Chávez y Fidel Castro como «tiranos y dictadores» añadiendo que Lugo «fue un mal gobernante». Sorpresivamente, lo dejaron sin micrófono y hubo un breve apagón. Simón fue obligado a cortar su discurso.
Para Franco, el gran reto inmediato será aplacar el sinsabor de gobiernos sudamericanos vecinos y del resto del continente que cuestionaron duramente el veloz juicio político y la salida de Lugo.
Mientras numerosos gobiernos regionales se manifiestan en contra del cambio, el senador Alberto Grillón del Partido Democrático Popular y amigo personal de Lugo, anunció que «no se descarta que Lugo decida presentarse como candidato a senador por la coalición Frente Guasú (Frente Grande, en idioma guaraní)», un conglomerado de 19 organizaciones y partidos de izquierda.
El ex gobernante está habilitado para pugnar por puestos electivos porque al perder el cargo antes de completar los cinco años de mandato (hasta agosto de 2013) no lo afecta la prohibición constitucional de luchar por la reelección.
Argentina, Bolivia, Ecuador y Cuba dijeron que lo que se dio en Asunción fue un golpe de estado y que no reconocerán el gobierno de Franco, mientras que algunos analistas estiman que el nuevo gobernante estará aislado de la comunidad internacional.
«Unasur (Unión Sudamericana de Naciones) tomará su decisión y recibiremos la notificación; veremos los argumentos de la advertencia de sanción», explicó Franco en una conferencia de prensa con medios extranjeros. «Esperamos que Unasur y Mercosur comprendan esta situación de crisis».
«No hemos sido reconocido aún por ningún país, pero aquí el país está tranquilo», añadió Franco, aclarando que no tenía mucho tiempo para las entrevistas porque estaba en la conformación del gabinete ministerial.
Franco, de 49 años y que fungía como vicepresidente, fue juramentado el viernes como el nuevo mandatario luego de que el Senado, en una sesión de apenas algunas horas, destituyó a Lugo por mal desempeño en sus funciones. Al nuevo gobernante le corresponderá concluir lo que resta del mandato de Lugo, quien debía entregar la presidencia en agosto del 2013.
Franco informó de inmediato la designación del diplomático José Félix Fernández, ex canciller entre 1999 y 2002, como nuevo ministro de Relaciones Exteriores, «cuya principal tarea es ir a Brasil, Argentina y Uruguay para dialogar con sus autoridades acerca de la legalidad y legitimidad de este cambio en la conducción del país».
Paraguay integra el Mercosur con Argentina, Brasil y Uruguay. Estas cuatro naciones también forman parte de la Unasur junto a Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela.
Los presidentes de Ecuador, Venezuela y Argentina, cada uno por su lado, anunciaron que solicitarán la expulsión de Paraguay de esos bloques.
Argentina anunció en la jornada el retiro inmediato de su embajador en Asunción, frente a los graves acontecimientos» que derivaron en que se destituyera a Lugo. La cancillería informó que la representación quedará en manos de un encargado de negocios «hasta tanto se restablezca el orden democrático en dicho país.
Franco dijo que su canciller irá con un mensaje claro a Argentina, Brasil y Uruguay: «Aquí no hubo ningún quiebre democrático. La alternancia de mando a través del juicio político está establecida en la constitución nacional».
El nuevo líder, que mantuvo diferencias con Lugo, prometió que «pagaremos los compromisos de la deuda externa contraídos por los gobiernos anteriores y tendremos un respeto irrestricto hacia la propiedad privada y la producción».
En un mensaje que pareció enviar a su vecino Brasil, aseguró que «los 80.000 colonos brasileños que producen la tierra en el Alto Paraná (en la frontera con el estado brasileño Paraná) pueden estar tranquilos… este gobierno desde 2008 es el único que se ocupó de ellos agilizando los trámites de radicación y naturalización».
Para el analista político Adam Isacson, del Washington Office on Latin America, «el cambio de Lugo se ve terrible por toda la región porque parece que un presidente puede ser removido sencillamente por ser impopular o por tomar decisiones impopulares».
Pronosticó que «el nuevo gobierno será bastante aislado durante todo el tiempo que esté en el poder hasta tanto lleguen las nuevas autoridades a ser elegidas en 2013».
Para el secretario general de la Organización de Estados Americanos, José Miguel Insulza, hay dudas sobre si el procedimiento de destitución brindó a Lugo el pleno derecho a defenderse de las imputaciones que se le hacían. Mediante un comunicado difundido por la OEA, Insulza dijo que en la comunidad internacional hay una «percepción generalizada» de que la destitución de Lugo constituyó un acto de «irrespeto al debido proceso y al derecho de legítima defensa».
«La letra de la ley nunca puede amparar la violación de los principios», agregó. «Nadie quisiera que esto se transforme en una tendencia que empañe este período democrático de nuestra región, al que ha sido tan difícil llegar».
El presidente Rafael Correa es uno de varios líderes en la región que no piensan darle la bienvenida a Franco. Independientemente de la decisión de Lugo de aceptar su destitución, planteó el sábado Correa en Quito, Ecuador «no reconocerá a ningún presidente que no sea Fernando Lugo Méndez».
«En ocho meses habrá elecciones en Paraguay y el gobierno que salga de esas elecciones… será reconocido por el gobierno ecuatoriano», agregó.
Para Cuba, «este golpe se suma a la larga lista de atentados contra la autodeterminación de los pueblos latinoamericanos, siempre realizados por las oligarquías con la autoría, la complicidad o la tolerancia del gobierno de los Estados Unidos», señaló una declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores cubano enviada por correo a la AP.
El nuncio apostólico del Vaticano en Asunción, monseñor Antonio Ariotti, se reunió el sábado con Franco en el palacio presidencial y aunque no dijo explícitamente que el papa Benedicto XVI reconocía la legalidad del cambio de gobierno tras la destitución del ex obispo católico de 61 años, destacó el comportamiento de la ciudadanía.
«Me gustó mucho el comportamiento del pueblo sencillo y (que) todas las autoridades hayan pensado en el bien del país, continuar dando lo mejor de cada uno para la patria que necesita la fuerza para seguir en el camino de la paz», afirmó a periodistas.
Organismos internacionales de derechos humanos reprocharon lo sucedido en Paraguay.
«Es una parodia de la justicia y un atropello al Estado de Derecho remover a un presidente en 24 horas, sin garantías para defenderse», expresó el sábado a periodistas en Washington el secretario ejecutivo de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH), Santiago Canton.
La noche del sábado un centenar de funcionarios de la televisión pública, que transmite con señales de aire, protestaron frente al edificio porque el Poder Ejecutivo nombró un interventor hasta tanto fuese designado el nuevo director. La policía informó que no hubo detenidos.