Aún con los explosivos ingresos del año pasado, impulsados por una escalada del precio del petróleo a su mayor promedio anual de la historia, PDVSA enfrentó problemas de caja por la veloz acumulación de cuentas por cobrar que amenazaron sus proyectos y la obligaron a continuar endeudándose.
PDVSA provee al país andino con volúmenes que serían perfectamente manejables dentro de su patrón de refinación y exportación si no fuera por los frecuentes cuellos de botella que generan las fallas en su añejo circuito de refinerías, almacenamiento y transporte, especialmente en el Caribe.
Mientras PDVSA alimentó al mercado ecuatoriano con derivados de alta calidad como diésel de bajo azufre, nafta de alto octanaje y gasolina de uso automotr en los últimos años, sus importaciones de esos mismos productos subió a un récord de 147.200 bpd en junio del 2011, en medio de una crisis energética que incluso llevó al racionamiento de luz.
Así, PDVSA sumó una piedra más a su ya pesado saco de obligaciones, que incluyen desde canjes de petróleo por alimentos con países como Argentina hasta una plétora de recursos para financiar los programas sociales de Chávez con hasta 50.000 millones de dólares el año pasado.