Mohamed Mursi, miembro de la cofradía de los Hermanos Musulmanes, se ha convertido este domingo en el primer presidente electo de Egipto desde la caída de Hosni Mubarak en 2011, tras ser declarado vencedor de las elecciones presidenciales.
Mursi consiguió 13.230.131 votos frente a los 12.347.380 de su rival Ahmed Shafiq, un exprimer ministro de Mubarak, declaró el presidente de la Comisión Electoral, Faruk Soltan.
Mursi, un ingeniero de 60 años con diploma de una universidad estadounidense, es el primer islamista que consigue la jefatura del país más poblado del mundo árabe.
Su victoria fue acogida por un estallido de júbilo en la plaza Tahrir de El Cairo, donde miles de simpatizantes suyos gritaban “Alá akbar” (Dios es grande), lanzaban fuegos artificiales y coreaban “¡Abajo el poder militar!”.
Según la televisión pública, el mariscal Tantaui, jefe del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (CSFA), al mando del país desde la caída de Mubarak, felicitó al nuevo presidente egipcio.
La tasa de participación en la segunda vuelta de las presidenciales, celebradas el 16 y 17 junio, fue del 51%, informó la Comisión Electoral. En la primera vuelta, el 23 y 24 de mayo, había sido del 46%.
Los resultados decepcionaron a los partidarios de Shafiq, que, basándose en resultados provisionales, había proclamado su victoria en los comicios.
La derrota cayó como un balde de agua fría entre algunos de sus partidarios que gritaban, lloraban o se llevaban las manos a la cabeza, como pudo constatar una periodista de la AFP.
Pero el responsable de comunicación de la campaña de Shafiq, Ahmad Baraka, se negó a hacer comentarios.
Mursi dirige el Partido de la Justicia y la Libertad, el escaparate político de los Hermanos Musulmanes, por lo que se ha beneficiado del activismo de esta cofradía, la más importante y mejor organizada de las formaciones políticas de país, con la salvedad de las fuerzas armadas.
Además de contar con legitimidad popular, el presidente dispondrá de un margen de maniobra muy reducido frente al Consejo militar que dirige el país.
Y es que el ejército recuperó el poder legislativo tras disolver a mediados de junio el Parlamento, controlado por los islamistas, a raíz de una sentencia judicial que declaró ilegítimo el modo de escrutinio.
El ejército se ha comprometido a entregar el poder ejecutivo antes del 30 de junio al jefe de Estado saliente de las presidenciales.