El pasado domingo 10 de junio se manifestó en las calles de Caracas la contundente y masiva respuesta popular, ante la estrategia oficialista de imponer la incertidumbre como método de gobierno, diseñado por el régimen para desmovilizar y desmoralizar la voluntad democrática de todo un país. Difundiendo toda suerte de rumores y escenarios que le darían el control absoluto del poder, a una gestión de 14 años envilecedora de los valores ciudadanos y de la integración nacional.
Para los gobiernos autoritarios desarticular toda iniciativa democrática constituye una calculada política de Estado para mantener su precaria estabilidad. Por ello las elecciones primarias del pasado 12 de febrero, cuando participaran más de 3.000.000 de venezolanos eligiendo libremente, a pesar de los chantajes y persecuciones oficialistas, al hoy candidato presidencial Henrique Capriles determinó un alerta roja a todo el estamento gubernamental.