Con los últimos once decretos-ley dictados por el Presidente, se vencieron los 18 meses de autorización otorgados por la Asamblea Nacional para atender, de manera prioritaria, los problemas derivados de las inundaciones y la situación de los damnificados. En consecuencia, Hugo Chávez está inhabilitado para seguir legislando por decreto, a menos que el poder legislativo, dejó de serlo hace rato, continúe declinando su responsabilidad fundamental en quien debería ser objeto de su control. El tipo ha dictado más de doscientas leyes por decreto durante su mandato. En esta última etapa fueron cuarenta y seis, entre ellas algunas de las más perversas y dañinas para la población. Me refiero específicamente a la Ley Orgánica del Trabajo para los Trabajadores y Trabajadoras (Lottt) y la nueva reforma al Código Orgánico Procesal Penal (COPP).
Se dice fácil pero la muerte del Derecho es una verdadera tragedia. Sin Constitución, sin legislación respetable, sin orden esencial en la vida pública y con un dramático grado de incertidumbre en todas las áreas, incluida la vinculada a la familia, el trabajo, la educación y la seguridad, caminamos hacia una confrontación definitiva de cuyo desenlace dependerá el presente y futuro de la república. El momento ha llegado. Es la hora de incorporarnos todos con firme e irreversible decisión de triunfar poniéndole punto final a este régimen e iniciar la reconstitución institucional del país con la salida del señor Chávez de la Presidencia. Es indispensable hacerlo. Hay tiempo, pero no es eso precisamente lo que nos sobra.
La destrucción del país ha sido hecha en socialismo, en nombre del socialismo comunista a la cubana que llaman «socialismo del siglo XXI». La misma cosa, como dijo Raúl Castro en su momento. En catorce años estamos arruinados, ensangrentados, con los caminos del exilio transitados por centenares de miles de compatriotas y los centros de reclusión llenos de presos, culpables unos e inocentes otros, entre ellos los políticos que reclaman libertad y respeto para sus derechos. Para ellos el respetuoso saludo con motivo del Día del Padre. Bendiciones para sus hijos y progenitores.