Para recordar: «El Eterno vio que la maldad de los hombres era mucha…» (Génesis 6:5).
¿Quién no habrá escuchado? «Muy buenas tardes, señoras y señores… Sabrán que acabo de salir de Uribana, por lo tanto no tengo trabajo. No deseo sus celulares, lo que necesito son sus reales. Y… ¡No quiero caer en la tentación de volver a este recinto carcelario, de nuestro estado Lara! ¡Agradezco su colaboración!
¿Cuál es la aptitud de los pasajeros? Todos, nos ponemos nerviosos, porque tenemos mucho que perder. El que diga o se la da de valiente, está buscando la muerte, porque estos seres humanos, desprovisto de cariño o familia, pero llenos de resabios, no tienen mayor cosa que perder y, no les importaría ir a la cárcel, a sí sea mentira que viene de Uribana.
Se cuenta que una señora fue atracada por una mujer, y cuando la malhechora se iba a bajar, la víctima le dijo algo; cuentan, que la delincuente se devolvió, la acuchilló delante de todos, y nadie «pudo» hacer nada. ¡Que dolor! ¿Verdad que da terror andar en busetas, especialmente?
¿Quiénes son los que atracan? Hay de todas las edades: Jóvenes, niños, hombres, mujeres y hasta personas de la tercera edad. Los métodos son variados y por razones obvias no los podemos resaltar. Pero, si éste artículo llega a manos de estos antisociales, deseamos que sepan que hay un Dios en los cielos que anota cada acción y que Él los quiere ayudar. Si no cambian, pudieran morir antes de tiempo «llenos de vida»; de lo contrario, se entrevistarán, de alguna forma, con el Todopoderoso (Ver: Gálatas 6:7).
¿A quién no lo han atracado, o amenazado en un transporte público y privado? Los propietarios, choferes y usuarios, no se cansan de hacer manifestaciones por el hampa desbordada; por decesos de compañeros; por la muerte de pasajeros y delitos cometidos dentro de sus vehículos.
¿Se puede ayudar a los que piden? Muchos cargamos dinero para ayudar al «necesitado», aunque en la Biblia dice: «Y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.» (Mateo 24:12), con todo eso, hay que disponer de efectivo (casi obligado) para evitar ser victimas del hampa ¡Inaudito!
Repetimos, es lamentable que estos seres humanos hayan sufrido una niñez sin familia o sin nación, pero eso no justifica lo que hacen. Sin embargo, hay que buscar insertarlos en la sociedad; pareciera que pocos se regeneran y muchos prefieren el camino de la delincuencia.
¿Será que los ciudadanos organizados pueden hacer algo? Todos podemos organizarnos y la mayoría no hablan, por temor a ser implicados en los delitos o con los delincuentes. No obstante, las autoridades deben garantizar el anonimato y la protección al testigo.
¿Qué están haciendo los entes gubernamentales? Impresiona que todo lo anterior ocurre ante la mirada complaciente de los órganos de seguridad y aterroriza que el gobierno está borrando prontuarios, liberando delincuentes, por el problema del hacinamiento carcelario y, la «reforma» del Código Orgánico Procesal Penal, C.O.P.P., aparenta que va a cumplir con el dicho: «Peor el remedio que la enfermedad».
¿Cómo podemos ayudar desde esta «Ventana»? 1) Reflejando el sentimiento de impotencia e indefensión del pueblo. 2) Sugerimos colocar cámaras de vigilancia dentro de algunas unidades, al azar y ocultas; esto pudiera crear pánico, inhibición y al vez, pruebas en contra de los delincuentes. 3) Establecer algún sistema de comunicación (discreto u oculto) entre los choferes de transporte y la fuerza pública, al momento de estar siendo asaltados. 4) Desarmar, de verdad, a la población. 5) Tomar en cuenta la reincidencia.
El cuadro que Moisés presentó, de los antediluvianos, era semejante a ésta época, y mencionó: «El Eterno vio que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo sólo el mal.» (Génesis 6:5). Jesucristo dijo: «Como fue en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre» (Mateo 24:37). El Señor Jesús, resaltó la inestabilidad moral y social, antes de su Segunda venida.
Por ello, creemos que cuando regrese Cristo, se terminará el problema de la inseguridad, delincuencia y muerte; algo que sucederá pronto. (Ver Mateo 24 y 25)
