Hace un año a estas alturas, LeBron James y Dwyane Wade empleaban palabras como apremio y desesperación. Y eso es exactamente lo que el Heat de Miami espera que lleve el Thunder de Oklahoma al tercer partido de la final de la NBA.
James y Wade saben qué esperar del Thunder. Y esto es porque ellos estuvieron en el mismo lugar hace un año.
Hasta ahora, esta serie por el campeonato ha seguido el mismo guión del año pasado, con el equipo local derrotado en el segundo partido. Miami, sacudido por el golpe, acudió a Dallas el año pasado y ganó el tercer partido. El Heat buscará asegurar que esa tendencia no se repita el domingo por la noche, cuando la serie de campeonato se reanude en su feudo.
«Son los mejores dos equipos de la liga mano a mano», dijo Wade en el primer día de práctica después de una jornada de descanso y viajes.
«Por eso será un partido muy difícil, pero tenemos que encontrar una forma de ganarlo. Como lo he dicho, se trata de ganar un partido jugada por jugada».
Podría decirse que el ambiente en los ambos equipos es de serenidad después de repartirse victorias en los primeros dos partidos en Oklahoma City.
Ganar el tercer partido no asegura nada, una lección que el Heat aprendió duramente el año pasado. Esa victoria en Dallas fue el último triunfo de Miami de la temporada.
Pero existen ciertas verdades que saldrán a la luz tras el resultado del domingo. El ganador estará a dos victorias de consagrarse campeón. Y el equipo que pierda se encontrará con un precario margen de error.
«No tenemos opción», dijo Kevin Durant, del Thunder, el mejor encestador de la liga.
«Perdimos en casa. Fue una dura derrota, tuvimos que superarlo y prepararnos para un difícil tercer partido. La serie será difícil, lo sabemos. Tenemos que estar preparados, será divertido».
Por ahora, los jugadores del Heat no son tímidos cuando salen a decir que están aburridos de analizar qué salió mal en la final del año pasado. Sin embargo, entienden la importancia de no permitir que una derrota siga a otra. Cuando sucedió eso contra los Mavericks hace un año, la ciudad de Dallas acabó organizando un desfile.
Thunder con más bríos
Kevin Durant y Russell Westbrook, las estrellas de los Oklahoma City Thunder, aseguraron este sábado que saldrán con más bríos en el tercer partido de la final de la NBA contra Miami Heat, para evitar caer en baches en el marcador, que después resultan insalvables.
«Los inicios lentos han sido nuestro problema en estos playoffs. Tenemos que cambiar eso y salir jugando fuerte desde principio, para no dar tantas ventajas», aseguró Westbrook, el escolta de los Thunder que recibió muchas críticas por su inestable labor en el segundo partido del pasado jueves, ganado por Miami 100-96.
Los Thunder estuvieron a punto de repetir la hazaña del primer tope, que terminaron ganando 105-94 tras remontar una desventaja de 13 puntos, pero ya el Heat estaba advertido y logró cerrar mejor el juego, con su astro LeBron James echándose al hombro a su equipo.
Precisamente, para evitar caer en lo que ha sido la tónica del cuadro de Oklahoma City en esta serie, su técnico Scott Brooks les exigió un poco más de lo usual en el entrenamiento de este sábado en la American Airlane Arena de Miami.
«No podemos darnos el lujo de perder dos partidos seguidos, y para evitar eso tampoco podemos regalar una ventaja de 10 ó 12 puntos en los primeros seis o siete minutos de juego», aseveró Brooks.
Kevin Durant, campeón anotador de las últimas tres temporadas regulares y quien promedia 28,5 puntos por juego en esta serie, también se hizo una autocrítica por su lento comienzo el jueves.
«Tengo que ser más eficiente desde el mismo arranque del partido. Todos tenemos que serlo», dijo Durant, de 23 años, y quien busca su primer anillo de campeón NBA.
«Hemos visto el video del partido y no entendemos bien porqué arrancamos tan lento. Nos relajamos mucho en los primeros 10 minutos», indicó.
Durant sólo encestó 3 de 9 tiros en la primera mitad del segundo partido, y no participó en ningún contragolpe. En la segunda parte marcó el resto de sus 32 puntos de la noche y convirtió cinco de los 9 contrataques de los ‘Rayos’ de OKC, por cierto, todas con asistencia de Westbrook.
El base de los Thunder es un caso extraño en la Liga. No es un armador puro ni un escolta de fundamentos precisos, pero su juego ortodoxo -entre alero pequeño y base-, le da una dosis energética imprescindible al equipo.
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