El drama actual de la Iglesia Católica es que se mantiene apegada a los rituales y preceptos del Concilio de Trento, olvidando que en Concilio Vaticano II nos colocamos a la vanguardia de las luchas sociales que permitieran liberar al HOMBRE de las históricas cadenas de injusticia nacidas de la inequidad económica.
Al propulsor de este Concilio, El Papa Juan XXIII, El Papa Bueno, hace pocos años lo hicieron santo, no obstante su principal obra, que fue el esfuerzo conjunto de los católicos de todo el planeta, no ha transcendido un poco mas allá de oficiar misas en el idioma de cada pueblo. Pero no se trata en este articulo de inducir polémicas entre nuestros obispos trentinos y los curas vanguardistas que aspiran a esa iglesia propuesta hace mas de 50 años. La invocación al Papa Bueno es por lo siguiente: Cuando Ángelo Roncalli, con este nombre nació el Papa Juan XXIII, era Cardenal y Nuncio Apostólico en Francia, le proponía a los representantes de las otras iglesias en Paris que hicieran de un lado sus diferencias doctrinarias y con base a las muchas cosas que los unían se sentaran a conversar como amigos para ver qué solución podían buscarle a los muchos problemas cotidianos de la gente común. El argumentaba que era muy difícil que personas buenas con las mismas motivaciones aunque de distintas creencias , viéndose la cara, pudieran terminar en pleitos irreconciliables sino mas bien en acuerdos construidos por la nobleza de intenciones alojada en la espiritualidad de cada quien.
Sobre estas posibilidades inmensas del dialogo amistoso he tenido la fortuna de haber estado involucrado en dos eventos que expresan de forma magnífica la pertinencia de los sabios argumentos del Papa Bueno. El primero fue cuando en la Red de Instituciones Larenses acordamos solicitar respuesta a un documento que habíamos entregado a la Defensoría del Pueblo hacia más de seis meses. Documento que en lo esencial contenía muestra disposición a colaborar con los entes oficiales en el tema de la seguridad, al mismo tiempo que exigir se cumplan todos los dispositivos legales que garanticen la independencia y autonomía del Poder Judicial venezolano.
Fuimos a introducir dicha solicitud sin otra expectativa que consignar nuevamente nuestras inquietudes democráticas frente a este gravísimo problema y ponernos una vez más, como instituciones privadas, a disposición de las autoridades a quienes compete accionar soluciones que nos conduzcan a un clima de tranquilidad ciudadana. Pero fuimos gratamente sorprendidos por la cordial receptividad que mostrô la Defensora Iris Rodil, haciéndonos pasar a una sala de reuniones y escuchando con atención y tolerancia los planteamientos que hicimos, algunos en tono fuerte ( mea culpa), para concluir luego de un dialogo amistoso ( allí tuvimos la bendición del Papa Bueno) que estableceríamos mesas de trabajo entre la Red y la Defensoría con el objeto buscar acuerdos que concluyan en una coordinación eficiente entre los gobiernos nacional y regional en materia de seguridad. Por la Red asistimos: Gisela Ruiz. Félix Traviezo, Argenis Mansi, Ali Almao, Maximiliano Pérez, Beatriz García de Lozada, Raúl Asparren, Fernando Alejos, Nelson Campos, Rosario Parra, María Antonieta Zapata, Lino Palencia, Nancy Rodríguez de Rodríguez, Carmen Luisa Duran, José Gerardo Mendoza, Tarquino Barreto, Luis Marín, Oneida Fuenmayor, Héctor Contreras, Eduardo Cabré( CTD) y quien escribe. Sabemos que contamos con múltiples apoyos y no desmayaremos en nuestro afán de encontrar soluciones conjuntas al drama de la inseguridad.
El otro evento dentro del cual estuve involucrado fue en un Encuentro entre comunicadores de Carora. Promovido por el CNP-Lara con el apoyo del Comité Organizador de las Ferias de Carora. Allí se concitaron periodistas, locutores, y otros actores de la comunicación para departir en pleno ambiente de convivencia y tolerancia. Los oficialistas y opositores más aguerridos se unieron por Carora y sus Ferias, Varias horas de conversaciones entre cervezas y ni una sola discusión, ni siquiera un mal gesto. Todos fuimos hermanos por la misma causa, Carora. Todos comprometidos con lograr unas Ferias dignas de nuestro gentilicio. Todos viéndonos las caras y encausados por el mismo propósito, como aconsejaba el Papa Bueno. Con la Bendición de Juan XXIII seguimos adelante.