Así mismo, aunque esta es la principal causa de consulta al médico por parte de jóvenes de menos de 23, la gran mayoría de quienes sufren la enfermedad no recurren al profesional y prefieren esperar a que «pase sola», o comprar alguna «cremita» cosmética en la farmacia más cercana.
Presión social
Los efectos no visibles, es decir, los más importantes, están asociados al hecho de que la propia naturaleza de la enfermedad determina que quienes la sufren sean principalmente adolescentes, jóvenes en pleno crecimiento cuyo piso emocional es aún vulnerable. Los irreales estereotipos estéticos, que la publicidad y otros medios establecen como imagen de cómo «debería» verse un chamo o una chama, hacen que un brote de acné en muchos casos pueda generar discriminación, traumas, inseguridad, rechazo y la consecuente baja autoestima.
Esto se debe a que el acné, explicó Giansante, tiene como principal agente generador el factor hormonal, siendo la pubertad la época en que se produce el mayor bombardeo químico en la vida de una persona normal. De allí también que cuando se desarrolla en edades más avanzadas a la complicada etapa, se observa generalmente en pacientes con cuadros de desorden hormonal, como por ejemplo el síndrome del ovario poliquístico (en las mujeres) o cuando se consumen drogas anabolizantes o esteroides.
En este sentido, el «hiperandrogenismo» conduce a la excesiva proliferación del sebo natural de la piel (que está más presente en las áreas de la cara, pecho y espalda) produciendo los comedones, mejor conocidos como las indeseables espinillas. Estas lesiones pueden ser inflamatorias o no, y dependiendo de la severidad pueden dejar visibles cicatrices que duran toda la vida.
Cómo se trata
Uno de los puntos en que más insisten los médicos especialistas en el órgano más grande del cuerpo humano, es que el acné tiene solución, pero no hay una fórmula aplicable a todos por igual. Por eso es fundamental acudir a consulta para individualizar el caso y determinar el tratamiento que le va mejor a cada paciente.
Otra razón, señaló la doctora Nahir Loyo, vicepresidenta de la Sociedad Venezolana de Dermatología, es que algunos medicamentos que son comúnmente recetados para atacar las lesiones pueden ser irritantes o fotosensibles. «Por eso es indispensable hacerlo bajo una constante evaluación médica y siguiendo indicaciones que sólo el especialista puede ofrecer», resaltó.
«El problema no es la crema, sino saber usarla y en quién usarla. Todos los químicos, desde la vitamina A, peróxido de benzoilo, hasta los de orden sistémico, se consiguen en cualquier farmacia, lo que pasa es que cada paciente tiene que individualizarse porque cada uno va a responder de forma distinta, y nosotros tenemos la formación para identificar el tratamiento ideal, que en la gran mayoría de las veces es combinado», indicó, por su parte, la galena Rosanelly Roye, también miembro de la SVDCD.